Fernando Berrocal*
Por razones profesionales, hace un par de semanas me fui a reunir con el alcalde de Naranjo. Desde hacía tiempo, no viajaba por esa ruta nacional y no cruzaba el puente Rafael Iglesias, después de la salida a Grecia. Para mi sorpresa, unos kilómetros después, estaba manejando sobre en un nuevo y moderno elevado, a la altura de lo que antes eran los cañales de Tacares.
Al llegar a Naranjo, le pregunté por ese desarrollo al alcalde Vega y él me informó que se trataba de una nueva Zona Franca en Grecia para el Occidente de Alajuela que daría empleo a más de 20.000 costarricenses, atrayendo empresas del primer mundo especializadas en la producción y exportación de productos médicos, odontológicos y de alta y sofisticada tecnología.
El pasado domingo, en el programa “Estado Nacional” de canal 7, la periodista Lilliana Carranza entrevistó a los empresarios desarrolladores Álvaro Carvallo, Carlos Wong y al Ing. Carlos Trejos, presidente de la Cámara de la Construcción.
A la vez, presentó una serie de videos de la zona y del profundo CAMBIO que se está produciendo en el Occidente de Alajuela, al pasar de una economía agrícola fundamentada en el café y la caña de azúcar a una economía industrializada y de exportación, aprovechando las condiciones excepcionales de Costa Rica en el medio de las Américas, costas en ambos océanos, la seguridad jurídica y los niveles educativos y profesionales que, durante décadas, nos singularizaron y diferenciaron de otros países en América Latina.
Sinceramente, esa es otra visión del país y de la Costa Rica que debemos y estamos obligados a construir, en libertad y democracia, en el mundo interconectado y globalizado del siglo XXI.
Pero… paradójicamente, en materia de políticas públicas de desarrollo económico y social, seguimos pegados a debates y controversias ideológicas superadas por la realidad desde finales del pasado siglo XX, caminando a pasito lento, enfrascados en interminables broncas políticas, complicando cada vez más la tramitología estatal y municipal, creando más instituciones públicas y sin estimular y favorecer (interconectando correctamente) los emprendimientos privados y las alianzas público-privadas, sin una definición de un nuevo modelo de Estado y de relaciones entre el sector público y el privado que necesitamos para progresar y desarrollarnos, integralmente, con una visión moderna del país que debemos y podemos construir en Costa Rica.
El Occidente de Alajuela va por un buen camino y las Zonas Francas de esa región, además de generar más y mejores empleos, fuertes impactos en la construcción y el consumo de energía del ICE, también están produciendo otros encadenamientos necesarios y valor agregado adicional con diferentes emprendimientos regionales, transformando el modelo de desarrollo en Costa Rica. ¡Ojalá fuera así en todo el país!
¿Y usted qué opina?
*Exministro de Seguridad Pública