Michael Gerber, un conocido gurú del mundo empresarial, decía que “un emprendedor ve oportunidades allá donde otros solo ven problemas”.
Este razonamiento podría estar detrás del éxito de un país tan pequeño en extensión y número de habitantes como Costa Rica, al igual que de su crecimiento en exportaciones.
Generalmente vemos a la gente quejarse del estado de nuestras carreteras y puentes, de la maraña institucional y del evidente encarecimiento del costo de vida en el país que, sin duda, también golpea al sector privado.
Sin embargo, es justo reconocer que en medio de ese panorama hay empresas micro, pequeñas, medianas y grandes, no solo dándolo todo, sino llevando el nombre de Costa Rica en alto. Ese es el caso de las compañías en territorio nacional que comercializan sus productos fuera de nuestras fronteras.
Según la Promotora de Comercio Exterior de Costa Rica, las exportaciones de bienes del país aumentaron un 7% en el I semestre de 2024, en relación con el mismo periodo de 2023, alcanzando la cifra de $9.687 millones, $611 millones más que el año anterior.
A este contundente número se le suma que el sector de equipo de precisión y médico, líder de las exportaciones de bienes nacionales con una participación de 43%, presentó un incremento de 13% ($468 millones más).
Por su parte, el sector agrícola, segundo en importancia con un 19% del total, aumentó un 3% ($52 millones más que el año anterior), mientras que la industria alimentaria creció un 5% ($64 millones, en ese periodo) y se ubica en el tercer lugar con una participación de 13%.
Tal y como lo externó el ministro de Comercio Exterior, Manuel Tovar, dichos datos se resumen en una palabra: empeño.
Hace unos años, destacamos en este periódico el caso de tres señoras adultas mayores que se inscribieron en un técnico sobre el cultivo de pupas de mariposas. Tenían a sus hijos grandes y su vida prácticamente resuelta.
Luego de concluir sus estudios y recoger algunos ahorros, lograron levantar en el patio trasero de la casa un sitio para cosechar las pupas. Con empeño, lo lograron. Con empeño, empezaron a vender. Con empeño, exportaron.
Hoy esas mariposas tropicales llegan hasta Europa. Allí las sueltan en bodas y eventos especiales. Lograron surcar un cielo tan lejano como lo hizo también el nombre de Costa Rica.
Ejemplos como esos deberían de inspirarnos a todos. Al país le faltan muchas cosas, es cierto, pero a veces debemos ver oportunidades en lugar de problemas. “Made in” Costa Rica, ¿por qué no?