Josué Solís Páez, como en una película de terror, desapareció un viernes 13 de mayo de 2011 cuando salió con un conocido a una fiesta en Paraíso de Cartago, tenía apenas dos meses de vivir en Caballo Blanco, Dulce Nombre de Cartago.
Antes de llegar a su nuevo barrio, él residía en San José, en Desamparados. En aquel momento Solís tenía 15 años y 7 meses y era el más joven de 7 hermanos. Cuando se fue a la fiesta con un conocido vestía camisa blanca, pantalón corto beige, gorra plateada.
Al pasar las horas su madre no supo más de Josué. Cuando desapareció, su familia no tenía forma de comunicarse con él.
Pues en aquel momento Facebook estaba en su apogeo y tener un teléfono celular comenzaba a ser algo normal para unos pocos, apenas emergían las compañías telefónicas y se terminaba el monopolio en telecomunicaciones, pero todavía era un viacrucis conseguir un celular.
Su madre al pasar las horas comenzó a buscarlo, sin embargo, las repuestas fueron pocas. La familia le consultó al conocido con el que Solís asistió a la fiesta, pero la respuesta fue igual a nada ya que, en varias ocasiones cambió la versión sobre su posible paradero.
Caroli Solís Páez, hermana del joven desaparecido, contó a DIARIO EXTRA lo que durante los últimos años han pasado y lo que han hecho para intentar saber de su hermano.
LA HISTORIA
Antes de la fiesta, Josué a quien de cariño le decían “Chicle”, tuvo un problema con personas mayores que él. Ellos por celos de una muchacha, le reclamaron y él, como cuenta su hermana, “era de dar guerra” y se defendió.
Días más tarde, cuando accedió la invitación para asistir a la fiesta sin saberlo se topó a las personas del problema.
“Lo que no sabemos es si ellos fueron los que le hicieron un daño por la muchacha o querían asaltarlo, es que a él le gustaba la música Hip-hop, entonces vestía como la gente así”, comentó la hermana.
Cuando el joven decide irse para su casa “había dos caminos para irse, uno por atrás del barrio, que era oscuro, y otro en el que tenía que dar una vuelta”, el muchacho finalmente optó irse por la parte de atrás, la cual también da con unos lotes baldíos.
A partir de ese momento la tragedia para la familia de Chicle inició.
Pasaron los primeros días en los que los allegados pensaron que por vergüenza de haberse “enfiestado”, Josué no llegó a su casa.
Al día cinco de desaparecido Carol decidió ir a poner la denuncia para que las autoridades del Organismo de Investigación Judicial
(OIJ) le dieran seguimiento.
En dos ocasiones la familia supo que le cambiaron al investigador y hablaron con los familiares en una ocasión para saber un poco más de la historia.
INVESTIGACIÓN PROPIA
Conforme pasaron los días, los seres queridos comenzaron a averiguar por sus propios medios ante la poca respuesta por parte de los judiciales.
En ese momento el cuñado de Carol laboraba como gerente en un supermercado “en ese tiempo contrataron a mucha gente de los Llanos de Santa Lucía, en Paraíso y nos habían contado que por el pleito de la muchacha lo habían amenazado, ellos eran gente pesada del lugar”, narró la hermana.
En búsqueda de respuestas, la familia habló con algunos invitados a la fiesta y la respuesta que tuvieron es que Josué se fue durante la Fiesta.
Durante la búsqueda. Apareció una joven llorando.
“Ella nos dijo que lo venían persiguiendo para asaltarlo y los vieron entrar a los lotes baldíos y no lo vieron salir, entonces nosotros luego estábamos ahí y luego la muchacha nos dijo que nos dijo eso porque estábamos muy tristes, me dieron ganas de quien sabe, pero era menor”, manifestó Carol.
Ellos como familia también buscaron en el Sector del Salto de la Novia, Orosi, el botadero de basura que hay en Paraíso y hasta un tanque de agua conocido en el lugar “porque ahí es donde muchas veces los tiran”.
Al año de los sucesos, otra hermana del desaparecido llegó a vivir a Cartago, puso un teléfono fijo y recibió una llamada de un hombre con voz fingida preguntando por Josué.
“Le dijo a mi hermana que ocupaba hablar con Josué y ella le dijo que él había desaparecido, lo extraño es que dijo que él le había dado el número y además de eso comentó cosas que solo mi hermano pudo saber, como que le decíamos Chicle y eso solo nosotros y la gente de Desamparados”, dijo la hermana con asombro.
PASARON LOS AÑOS
Con un poco de resignación, la madre de Josué, Carol y su familia vivieron con la incertidumbre de saber qué pasó con la familia.
Esta hermana a pesar de no saber nada del paradero de Chicle, afirma no perder la esperanza por ver nuevamente a su hermano. Indicó también que una vez en un auto bus se topó a un hombre igual a su hermano “así con el pelo largo y la misma cara”, pero supo que era otra persona.
Carol también añadió que, en los primeros años su madre tuvo que aferrase a la iglesia para fortalecerse, aunque hablaba de Chicle como si nunca hubiera pasado nada.
Con respecto a los investigadores, ella afirma que no trabajaron bien.
“La investigación al final nunca paró en nada, imagínese que mi mamá tiene dos años de muerta y murió con la incertidumbre. Nosotros tampoco porque nos dimos cuenta que el caso lo pasaron a archivo muerto, como ellos (OIJ) le llaman”, acotó Carol.
UNA MÉDIUM
Antes de la muerte de la madre, Carol habló con una médium (persona que supuestamente oficia de mediadora entre los espíritus de los muertos y los seres humanos vivos).
“Yo no creo en eso, pero vieras qué miedo. Ella me pidió una foto y que no le diera detalles sobre el caso para no contaminar nada. Luego me dijo que estaba ahí (en los lotes baldíos) y con una luz que le daba a la espalda y otras cosas que solamente sabíamos y me dijo “si él está hablando conmigo, eso significa que no está aquí (en este mundo)”, señaló.
Además, la médium indicó que a lo iban a asaltar y él se los topó. “Además me dijo que el cuerpo de él aún sigue ahí, pero yo no voy a ir a hacer un hueco, no puedo”, concluyó la hermana.