“Las obras son amores”, destacó como una de las frases más utilizadas por representantes del gobierno durante la apertura de diversos proyectos viales en 2024. Sin embargo, todavía quedan retos que debe enfrentar el país y muchos de ellos se volverán herencia para la próxima administración (2026-2030).
Por ese motivo Diario Extra conversó con Guillermo Carazo, director ejecutivo del Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos (CFIA), sobre las oportunidades que tiene Costa Rica en la construcción de obra pública.
¿Cómo se analiza el desarrollo en infraestructura del país al cierre de 2024?
– El Estado debería estar invirtiendo alrededor de un 3% o más del producto interno bruto (PIB) en temas de infraestructura y andamos alrededor del 1%, lo que quiere decir que tenemos un rezago bastante grande, de muchos años, incluso podríamos hablar de dos o tres décadas.
Hay un incremento en la flotilla vehicular donde la cantidad de carros está aumentando razonablemente un 5% y un 10% anual, por lo que en cinco años de forma fácil usted tiene un 20-25% más de autos, y las obras que estamos inaugurando no van en esa misma proporción.
Lo que Costa Rica realizó en los últimos 45 años se pudo hacer en un menor tiempo si estos proyectos se trabajaran como país, o sea, si hubiera una definición de cuáles son las labores, cómo es que van, y no lo tenemos. Cada cambio de Gobierno hay que estar parando trabajos, estudios, contratos, licitaciones, porque toca revisarlos.
Entonces, ¿por qué se da esta situación durante los últimos 20 años?
– Yo diría que es un esquema de cómo nos estamos gobernando, pues pasa en otros temas. Sin embargo, como país nos merecemos que el Estado sea un continuo. El hecho de que cambie un presidente o un partido, hay ciertas cosas de política que uno podría pensar: “bueno, está bien, es un cambio”, pero, por ejemplo, vea lo polémica que es la entrada de Donald Trump al Gobierno en Estados Unidos, firma 50 decretos, pero las obras de infraestructura no se paralizan porque Joe Biden ya no es mandatario.
Hay asuntos que sí son de la política gubernamental y hay temas país que trascienden lo que debería ser un cambio de Gobierno. Infraestructura, el desarrollo de obra pública, hospitales, escuelas, colegios. Estamos empeñando la educación de nuestros hijos al tener 850 centros educativos con órdenes sanitarias que vienen de la Administración anterior porque se tiene que repensar cada crédito que se hace y eso implica un retraso de hasta seis años. Los que sufren al final somos los que vivimos acá, porque esos proyectos no se llevan a cabo.
¿Cómo afecta esto a Costa Rica?
– Costa Rica, a mitad del siglo pasado, en el tercer cuarto del siglo pasado, fuimos la nación que más crecía en América Central y una de las que más crecía en América Latina. Hoy estamos rezagados y vemos cómo otros países nos alcanzan y nos pasan.
¿Tenemos un atraso en obra pública?
– Sí, tenemos un rezago importante porque el Estado no está invirtiendo. ¿De dónde sale el 3% del PIB que le mencioné? Uno podría pensar que así como estamos diciendo que corresponde otorgarle el 8% a educación, Hacienda podría indicar: “No tengo el suficiente dinero para dar eso, entonces cobramos más impuestos y así yo ya puedo darle el 8% a educación”.
En infraestructura no es una ley, sino una recomendación de los organismos internacionales, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano para el Desarrollo, que prestan dinero a un país para infraestructura. Son los números que se considera que, si al invertir en eso, puede tenerse un crecimiento.
Aspirar a que realmente invirtamos el 3% es muy difícil, pero uno debería ver una tendencia creciente a la planificación, observar que hay un intento de una Administración de darle un trabajo hecho a la siguiente, pues la infraestructura se parece mucho a una carrera de relevos: se pueden tener cambios, se puede mejorar, pero no es cuestionarlos cada vez que hay un nuevo Gobierno ni paralizarlos.
¿El Poder Ejecutivo está dejando suficiente planificación para los proyectos del próximo Gobierno?
– No, porque no estamos haciendo esos planes. Alberto Undurraga, ministro de Infraestructura en Chile, dijo cuando vino a Costa Rica: “Yo inauguro las obras que la Administración anterior construyó y las que la Administración trasanterior planificó, por eso a mí me toca construir lo que el próximo va a inaugurar y planificar lo que dentro de dos Administraciones se va a estrenar”.
Hay cosas y emergencias que te pueden decir que es momento de repensar el plan y hacerlo, pero eso es porque sucedió algo, no porque luego de una elección hay un partido nuevo y vamos a replantear todo.
Otro asunto que se observa es la inauguración de trabajos obsoletos, ¿por qué sucede esta problemática?
– Eso puede tener más de una respuesta. Yo puedo decir que la población crece, entonces tenemos que hacer más y más carreteras, pero esto es un enfoque sistémico porque ¿dónde hago yo esa planificación total del territorio, planes reguladores, uso mixto, residencial, vivienda? Debemos buscar que ojalá usted trabaje en su mismo cantón o si acaso tenga que dejar uno o dos cantones, ese es el secreto de las grandes ciudades. Las cosas hay que analizarlas en conjunto, pensemos en un transporte público efectivo que mueva esa masa de personas y así las carreteras no colapsan en ocho años.
¿Cómo podríamos mejorar en dicho tema?
– Nosotros no somos un país normal en la ejecución, porque somos complicados en expropiaciones, pero también en asociaciones público-privadas, de hecho, aquí solo hacemos concesiones y para eso hasta tenemos un Consejo Nacional en la materia.
Las obras a nivel nacional tardan más de lo que deberían, según el experto.