Beirut. (AFP) – Al menos 973 civiles pertenecientes a la minoría alauita (rama del islam) han sido asesinados en Siria desde el jueves, producto de la ola de violencia tras el enfrentamiento entre seguidores del depuesto presidente Bashar al Asad y las fuerzas de seguridad en Jableh, cerca de la ciudad de Latakia.
Así lo reveló un estudio hecho por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), el cual cuenta con una extensa red de informantes en dicho país.
Con este dato el balance asciende a más de 1.311 muertos, incluyendo 481 miembros de las fuerzas de seguridad y combatientes leales al clan Al Asad, según la misma fuente.
“Apagamos las luces y nos escondimos. Cuando pudimos huir de nuestro barrio de Al Qusur vimos las calles llenas de cadáveres”, relató Rihab Kamel, una alauita del oeste de Siria.
Esta mujer tuvo que ocultarse dos días en el baño de su casa con su familia, mientras hombres armados fieles a las nuevas autoridades buscaban a miembros afines a Bashar al Asad.
Ante esta noticia, el secretario de Estado de Donald Trump, Marco Rubio, demandó al gobierno interino de ese país castigar a los responsables al argumentar que “Estados Unidos apoya a las minorías étnicas y religiosas de Siria”.
Ordenan investigación
Tras tres días de enfrentamientos comunitarios sin precedentes desde la caída de Bashar al Asad, el actual líder sirio Ahmed al Sharaa anunció la creación de una “comisión independiente” que investigará los reportes de matanzas contra la minoría alauita en el oeste del país, donde estalló el jueves una ola de violencia.
“Lo que está pasando en el país son desafíos que eran previsibles. Tenemos que preservar la unidad nacional, la paz civil, tanto como sea posible, y si Dios lo quiere seremos capaces de vivir juntos en este país”, declaró mediante un discurso dado desde una mezquita de Damasco.
Además prometió que procesará a “todos los implicados en el derramamiento de sangre de civiles”, tras días de mortífera violencia registrada en la costa mediterránea.