El presente tema tiene ver directamente con la reactividad, el aumento de la violencia, el estrés, la mala educación y demás factores generados en parte quizás por el menoscabo del buen hábito de la lectura y la pérdida de los valores. Cuanta gente he escuchado decir: “es que a mí no me gusta leer”… Ah, pero sí se hacen tatuajes que cuestan hasta quinientos mil colones y consumen drogas. Y eso viene en aumento día con día pues los valores de antaño han caído estrepitosamente y se han posicionado otros. ¿Y qué -diría uno de esos “justificólogos” -que nunca faltan por ahí-¿ “A usted qué le importa”. Pues sí, sí me importa, porque viera usted, caro lector, creo firmemente en lo bueno que le hace la lectura a la persona, pues sucede que el español y demás idiomas que se pudiesen aprender son la clave para ese desarrollo mínimo que necesitamos y es la base para cualquier otro aprendizaje según los especialistas y la realidad de la vida.
Si usted vive en un barrio en el cual nadie se forma, ni lee un buen libro en todo el año , se encuentra usted en medio de una sociedad llena de Homo neanderthalensis (pasado homínido descubierto entre 1829-1864) u otro tipo, que solo saben estar pegados al celular chateando puras bobadas , enviando mensajes con faltas de ortografía y ni quiera Dios si usted por alguna razón del destino se les atraviesa en su torcido camino y tuviese que comunicarse con alguno de ellos y escribirles un mensaje con la adecuada sintaxis; sería su acabose ya que el tonto o pasado de moda sería usted. ¿Va a decir que no ha vivido ya algo de eso? En una que va y en una que viene, ese tipo de gente puede generar un perjuicio muy grande a quienes les rodean.
En torno a esto, el 21 de agosto del 2019 salió un artículo en uno de los medios, en el cual el MEP enunciaba que a un 74% de los maestros no les gustaba leer e indicaba que muchos niños salen de la escuela sin una buena compresión de lectura y con serios problemas de ortografía y citaba como causas la que en el hogar los padres no les fomentan el hábito, ni los docentes ya que a ellos tampoco les gusta leer. ¿Qué les parece? Pienso que esto ha aumentado en la actualidad y aún más con las clases virtuales, las cuales para mí no han sido más que una especie de simulacro o condicionamiento para algo que puede venir después, pero eso es harina de otro costal y ya me he referido al tema.
El asunto con la no-lectura es que, a mi juicio, un individuo que no ejercita la reflexión favorece lo negativo, la despreocupación, la imprudencia y se vuelve un organismo de estímulo-respuesta puro. Decía por ahí un pensador que: “la mente que no se construye; se destruye”. Lo podemos observar en la praxis, en la calle, en la cual el comportamiento generalizado de los conductores es (ya toqué el tema en los artículos: “El conductor vulgar de nuestras calles y “El carrocentrismo”): velocidad, poca tolerancia, cero amabilidad, adelantismo, pitoretismo, etc. Yo no creo que buenos lectores se comportarían de la manera en la que lo hacen muchos de ellos en la calle y si me tomara el tiempo de hacer una encuesta de los que andan manejando en ese momento; corroboraría lo que sospecho. La calle es el Laboratorium Supremun de la vulgaridad. Supongo que este comportamiento conlleva a la agresividad y, por qué no, a la pro-delincuencia.
Según el Rankin Numbeo del 2020, Costa Rica se coloca en el 32° país más inseguro de 132 que se analizaron en ese año. Este dato es muy significativo y demuestra la relación que puede tener la criminalidad con la escasa formación, los hábitos, la situación económica, el desempleo y todos los factores que ya se saben de antemano. El asunto con esto es que también a veces se tiende a relacionar ignorancia con pobreza. Una persona puede ser pobre pero, si tiene en su genética buenos valores y busca la manera de salir adelante positivamente a como dé lugar y no justifica su situación socioeconómica con conductas antisociales, usted lo verá funcionando y muchas veces marcando la pauta. Aunado al asunto de la lectura está el de la escritura. Hace un tiempo conocí a una profesora quien me decía que ella tenía la teoría de que en un futuro equis al ser humano podría perder la facultad de escribir a mano, porque ahora todo se hace vía digital y yo le decía que tenía razón hasta cierto punto puesto que en este tiempo la gente necesita menos que antes de coger un lápiz para hacer sus apuntes o sacar una cuenta.
Esto le puede parecer a alguien como algo sin importancia pero no creo que sea así porque el escribir, el leer, son facultades que nos formaron desde antaño y aunque la tecnología nos facilita muchas tareas nunca podrá sustituir al ser humano y no debería.
La tecnología es una excelente herramienta pero para nadie es un secreto que, si no se toman en cuenta ciertas contraindicaciones, puede hacer que nos convirtamos en seres discapacitados, o dependientes ya que para hacer una simple suma, o una resta cogemos la calculadora y no lo hacemos mentalmente como lo hacía aquel pulpero, quien sumaba céntimos y al final podía sacar una cuenta sin necesidad de una máquina.
“La Práctica hace al Maestro”… si leemos a diario unas pocas líneas y hacemos cuentas a lápiz, en el tanto el tiempo lo permita, le ayudaremos a nuestro cerebro a ejercitarse y seremos personas más capaces y más útiles a la sociedad. Nos vemos…
*Bachiller en Psicología