Gabrielito es un niño de siete años cuyos padres lo llevaron al médico luego de percatarse de un pequeño bulto detrás de una oreja. Después de varios estudios, una dura noticia marcó un antes y un después en su vida. Ese bultito resultó ser leucemia aguda.
Ese diagnóstico hizo que el cielo se les cayera a pedazos por lo que significan el tratamiento durante tres años y medio, así como las secuelas, para su corta edad.
Sin embargo, se prepararon para lo que vendría y con fe iniciaron el proceso que, según indicaron los expertos, le permitiría a Gabrielito tocar la campana en noviembre.
FRUSTRACIÓN
Pero lo que sería una fiesta se convirtió en un momento de desesperanza y frustración, pues los médicos informaron que el pequeño tuvo un revés y la leucemia regresó con mayor fuerza, atacando sus defensas y dejándolo con pocas opciones de vivir.
“En el Hospital de Niños nos dijeron que ya no había nada que hacer, que lo lleváramos a casa con cuidados paliativos”, comentó Marianella González, su mamá.
Por su parte, Landy Ávila, tía paterna, ha estado con ellos desde el principio.
“Gabrielito se deterioró mucho, solo le daban tratamiento para el dolor, sus padres hasta buscaron un sacerdote porque decían que no lo iba a lograr, hasta un acta de defunción para solo colocarle la hora y el día, pero Gabrielito seguía luchando. Él no quería morir y ellos pensaron que tenía que haber otro camino, que no era el de la aceptación”, narró.
ESPAÑA
Fue entonces cuando decidieron investigar sobre alternativas en otros países.
La primera opción la encontraron en Estados Unidos, pero la valoración inicial tenía un costo de $1 millón, monto inalcanzable.
Fue entonces cuando descubrieron la Clínica Universidad de Navarra, en España, donde después de pagar $515 (¢275.000) tuvieron acceso a una consulta virtual con un equipo de especialistas. Los expertos después de analizar los estudios, tratamientos y el estado de Gabrielito les informaron que había una oportunidad y para ello debían trasladarlo a Pamplona para iniciar un proceso de inmunoterapia que limpiaría su sangre y le ayudaría a prepararse para una futura cirugía.
ESPERANZA
Donald Ávila, papá de Gabrielito, contó a DIARIO EXTRA que el proceso inicialmente costaba $19.500 (¢10,4 millones) y que su hijo necesitaba ser trasladado en una aeroambulancia.
“Eso era algo que no podíamos costear. Hicimos colectas, vendimos lo que teníamos y aún así nos faltaba dinero. Desesperado le pedí a Dios una señal y esa noche nos llamó el médico de España para preguntarnos si ya habíamos salido de Costa Rica, le dije que no teníamos completo el dinero y me respondió: ‘Vénganse. Gabrielito tiene una oportunidad. Allá siguen reuniendo el dinero’. Esa fue la señal de Dios”, relató.
Esperanzados tomaron un vuelo comercial, en el que además encontraron un ángel, un médico que se ofreció a ayudarles en lo que necesitaran durante el viaje. “Gabrielito iba muy débil, podía morir en el avión”, confesó su papá. Llegar e iniciar ese tratamiento fue darle un nuevo sentido a su vida. “Empezó a comer solito, a dar pasos, dejó de usar pañal. Eso fue un cambio maravilloso. Hoy lo vemos lleno de vida y con esas ganas de vivir que crecen cada día más”, asegura su mamá.
TRASPLANTE
Al culminar el segundo ciclo de inmunoterapia, los médicos podrían proceder al trasplante de médula ósea. Para esto la hermanita de Gabrielito es la mayor esperanza. En los próximos días el resultado de las pruebas determinará si es compatible. Dávila comentó a El Periódico del Pueblo que para el trasplante se necesitan $433.000 (¢231 millones) que se deben cancelar antes de la cirugía.
“Ya estamos terminando el segundo ciclo, esto le va a permitir tener ciento por ciento la médula limpia para que él tenga el trasplante. Tenemos la seguridad de que va a ser un éxito”, aseguró.
UNA MISIÓN
También por razones de salud el padre de Gabrielito estuvo al borde de la muerte a causa de una meningitis. Cuenta que en ese momento “solo pensaba en mi familia, me preguntaba qué iba a pasar con ellos y ahora entiendo que esta era mi misión, luchar junto a mi familia por la salud de Gabrielito. Esta es la forma en que Dios lo prepara a uno para hacernos ver que la familia es lo que vale”.
SOLIDARIDAD
Cientos de costarricenses han sido parte de esta historia de lucha y fe. Uno de los principales aportes vino de un padre que días antes sepultó a su pequeña.
“Nos dijo: ‘Esto lo hago por mi hija y por la valentía que ustedes tuvieron y yo no’”, comentó con pesar Dávila, para quien esas palabras significaron mucho. A través de colectas en las iglesias, por transferencia y Sinpe Móvil han recibido las bendiciones de los costarricenses.
“Queremos pedirles que nos sigan ayudando y que Dios los bendiga y les depare para que podamos darle una segunda oportunidad a nuestro luchador”, finalizó.
HÉROE
Donald Ávila es miembro del Cuerpo de Bomberos, un hombre que muchas veces, cual héroe, ha puesto su vida en peligro por la de los demás. Hoy el benemérito se suma a la campaña y pide a los costarricenses ser los héroes que su familia y su pequeño necesitan para tocar la campana y gritar que está libre de leucemia.
ACTIVIDADES
La Asociación Cívica Palmareña le ofreció a la familia de Gabrielito un espacio en el campo ferial, donde recibirá las donaciones de quienes asistan a las actividades taurinas, que se realizarán en Palmares del 25 de diciembre al 3 de enero de 2024.
Así mismo, en los próximos días anunciará otras colectas con el fin de cumplir la meta de recaudar los $433.000 que se requieren para el trasplante de médula ósea.
¡COLABORA!
Si desea colaborar para que Gabrielito logre tocar la campana puede hacerlo a través de Sinpe o de transferencia bancaria.
Donald Ávila Montoya
Sinpe: 7008-3957
Cuenta: CR 05016100032100173452
Marianela González Sánchez
Sinpe: 8311-8470
Cuenta: CR 36010200009391656274