Soy un hombre soltero de 22 años. Tengo un gran problema, hace dos meses empecé una relación con una vecina de la que estoy perdidamente enamorado, pero siento que ella si acaso me quiere. Yo le paso mensajes, la llamo cada vez que se puede, y trato de que nos veamos a diario, pero ella es quitada, no me manda ni un whatsapp. Mi hermanillo me dice que no me tome en serio esta relación, pero qué va, estoy muy pegado a ella.
– Estos relatos representan los típicos sufrimientos amorosos que suceden cuando entre ambos miembros de la pareja hay formas distintas de vivir el amor. Esto puede ser producto de muchos factores, pero sobre todo sucede cuando se vive una relación de forma distinta, uno de una manera locamente apasionada y la pareja de forma más comedida, es decir tienen modos diferentes de expresar sus sentimientos. Esto sucede aun cuando ambos se profesen un verdadero cariño.
Otras veces, esta discordancia responde al grado de involucramiento en la relación, para uno de los dos, el otro resulta atractivo y probablemente interesante, mientras que, para el otro, la pareja lo ilusiona de forma intensa, ardiente y vehemente. Es decir, el afecto no es equivalente o peor aún hay uno que está enamorado y otro que apenas siente una simple atracción.
En estas relaciones se producen ciertas dificultades que amargan el vínculo, porque para el apasionado la relación “le sabe a poco”, se siente mal amado, experimenta un vacío emocional, mientras que, para la pareja, tanto afecto le abruma, le resulta incómodo, agobia y es común que sucedan reproches de ambos lados que a veces se resuelven cuando se llegan a ciertos acuerdos, y otras veces dan al traste con el vínculo.