Cuando alguien está enfermo, tiene una molestia y ocupa atención médica, muchas veces desearía que lo atendieran de manera rápida y que su quebranto de salud se solucione de inmediato.
Algunos desearían no tener que hacer fila o que las citas se pudieran conseguir a través del sistema EDUS, pero ninguna de las dos cosas es aún una realidad. Por ejemplo, hemos intentado a través de la aplicación y no hay ninguna probabilidad de obtener cita, podemos buscar varias veces al día, pero el resultado es el mismo.
El tema de las citas y las filas parece cuento de nunca acabar, porque cientos de personas buscan un campito desde la madruga o la noche anterior, pero pocos tienen suerte de lograr un campo.
Sin embargo, muchas veces conocemos sobre personas que tienen citas cada semana y van a verse en todas las especialidades, ni qué decir con los exámenes, se hacen chequeos de todo a cada rato y casi que tienen una sucursal de sus casas en estos recintos médicos.
Muchos se preguntan cómo harán, porque conseguir cita es como hallar una aguja en un pajar, pero entonces llegamos al núcleo del problema: hay personas que cobran y algunas que pagan para obtener estos espacios.
Si alguien se pregunta si esto es legal, la respuesta es que definitivamente no, nadie tiene autoridad para cobrar por sacar citas ni mucho menos lucrar con la necesidad y el dolor de la gente. Lo que más preocupa es cómo estas personas consiguen citas así de rápido, lo que podría hacernos llegar a la conclusión de que existe gato casero, ahí dentro de las instituciones, y eso es lo más preocupante del asunto, porque resulta injusto que mientras esos empleados públicos reciben un salario del Estado estén lucrando de otra manera ilícita.
El último caso dado a conocer ocurrió en León XIII, cuando DIARIO EXTRA pudo constatar que existe una persona del barrio que cobra entre ¢2.500 y ¢3.000 por sacar cita, aunque eso depende de la especialidad. Sabemos que todos necesitamos trabajar, pero esto no significa que debamos buscar cómo ganarnos la plata fácil, ni mucho menos de manera ilegal.
Muchos se quejan de la existencia de los famosos gavilanes, sin embargo, si nos ponemos a pensar en frío definitivamente nosotros los ticos tenemos toda la culpa.
Estos personajes nacen de que a muchos de nosotros no nos gusta hacer fila para ir a pedir una cita al Ebais, muchos ticos prefieren conseguir licencias y hasta títulos sin esforzarse.
Precisamente, el origen de estos sujetos que cobran literalmente lo que les da la gana para hacer trámites por nosotros, muchas veces de manera ilegal, es culpa nuestra.
Si somos realistas, los gavilanes no existirían si no les pagaran, si a quienes les ofrecen el servicio los denunciaran; entonces posiblemente se habrían enterado de que no hay nicho para hacer las cosas de forma chueca.
Resulta urgente que las autoridades hagan una revisión profunda de su personal, porque dentro de las entidades suceden cosas anómalas que no pueden seguir ocurriendo. Es injusto que los funcionarios reciban un salario pagado por todos nosotros y además se presten para actos de corrupción.
Ya es momento de que las autoridades lleguen al fondo de estos asuntos y que, si deben despedir gente, lo hagan, porque los que se prestan a estas prácticas están cometiendo un delito.