La presidenta Laura Chinchilla recalcó que el acto de consagración que realizó ante Dios y la Virgen de los Ángeles el pasado 2 de agosto “no tiene ningún tipo de implicación” en su función pública.
Chinchilla insistió en que “fue un gesto estrictamente de naturaleza espiritual, muy en concordancia con el gesto que tienen cientos de miles de costarricenses que van a honrar la imagen y lo que representa La Negrita de los Ángeles”.
La Presidenta rindió estas declaraciones después de que los magistrados de la Sala Constitucional le solicitaran tanto a ella como a los otros dos presidentes de los Supremos Poderes, Luis Fernando Mendoza y Zarella Villanueva, rendir un informe de lo actuado.
Los magistrados acogieron para estudio un recurso de amparo en contra del acto de consagración rendido por los tres presidentes, que de resolverse dejaría sin efecto el acto religioso.
El abogado Yashín Castrillo fue quien presentó la acción legal señalando que violenta la libertad de religión y los principios de independencia judicial.
“NO PODEMOS DESDECIRNOS”
Chinchilla confirmó que valorará presentar el informe solicitado por la Sala, pero también resaltó que “el tiempo no se puede echar para atrás, no nos podemos desdecir de lo que dijimos”.
Por primera vez la Iglesia católica preparó un acto de consagración a la Virgen de los Ángeles, que entregó a los presidentes de los Supremos Poderes, que los comprometió a rendir perdón a La Negrita por los “transgresiones” cometidas y por las decisiones que hayan tomado contrarios a los mandamientos de Cristo.
El texto fue redactado por el Obispo de Tilarán, tras un acuerdo de la Conferencia Episcopal en el Año de la Fe, pero según Castrillo tiene una trascendencia política, ya que se comprometieron en nombre de todos los ticos a actuar según los principios de la Iglesia católica.