Un amante de las motocicletas de alta cilindrada, uno de los pocos costarricenses egresados de la Universidad Complutense de Madrid y veterano de la Corte es Carlos Chinchilla, el nuevo presidente de la Sala Tercera.
Chinchilla reemplazara a partir del 9 de mayo a José Manuel Arroyo, quien no fue reelegido en ese cargo por sus cuatro compañeros de tribunal.
El magistrado visito las instalaciones de DIARIO EXTRA para conversar con Iary Gómez y Marcela Villalobos, directora y subdirectora de El periódico de más venta en Costa Rica, respectivamente.
He aquí un extracto de la entrevista.
¿Cómo está compuesta la Corte Suprema de Justicia?
– La Corte está compuesta de cuatro salas. La Primera, que conoce de asuntos civiles y agrarios; la Segunda, que es la social, que ve asuntos laborales y de familia; la Tercera, eminentemente de materia penal, y por último la Cuarta, que es la constitucional. Cada una de esas salas está compuesta por cinco magistrados, excepto la cuarta, que tiene 7. La conformación de las salas por géneros está bastante equilibrada.
¿Cuánto tiempo tiene de estar en la Sala Tercera?
– Tengo seis años de estar en la Sala Tercera y la experiencia ha sido muy positiva en realidad. Entra uno y lógicamente tiene que comenzar a tomar el ritmo. Tenía como ventaja que tenía cinco años de ser juez del Tribunal de Casación Penal, como se llamaba antes. Era un gran avance. Entonces ya estaba en el rol de resolución de recursos de casación y resolución de conflictos, por eso llegar ahí no fue un gran trauma, por decirlo de alguna forma. Poco a poco fui desarrollando las destrezas para enfrentar la situación, que al día de hoy ha sido tan positiva que hemos hecho bastantes lazos cercanos entre todos los magistrados que nuestras votaciones, si se hace un estudio, por lo general de un 100% el 98% son votos tomados por unanimidad. Votos salvados son muy, muy pocos.
¿Cómo podría interpretarlo el pueblo costarricense?
– Esto quiere decir que ya la Sala ha tomado un rumbo que es bueno, muy positivo. Eso da seguridad jurídica, que se traslada a los usuarios del sistema penal y a las personas que están sometidas a un proceso penal y aquellas que son las víctimas. Esa idea que la Sala camine tan pareja con su mayoría identifica que ha conformado una idea de que debemos tener un norte de unificación de jurisprudencia. No podemos darnos el lujo de hoy decir una cosa, mañana desdecirnos y luego regresar al inicio. Esto genera incertidumbre. La Sala ha mantenido criterios ya por muchos años, algunos de ellos me trascienden, van más allá de los seis años que tengo de estar en ella. En los últimos tres años ha habido un desarrollo consolidado que habla muy bien de la Sala. Es una sala penal madura.
¿Cuáles serían los retos que le esperan?
– No hay grandes retos sino procesos naturales. No creo que al asumir yo la presidencia de la Sala Tercera sea un proceso traumático, tampoco creo que sean sorpresivos. Para decirle algo, tengo 26 años de trabaja en el Poder Judicial, comencé a trabajar como juez en la Zona Sur, en Golfito específicamente. Ahí fui alcalde mixto, que veía todas las materias. Meses después me nombraron juez de instrucción. Golfito es un pueblo maravilloso.
¿En cuáles otros despachos ha estado?
– Después trabajé en Guápiles, Heredia y luego fui juez sexto de Instrucción en San José. De 1993 a 1997 la Corte y la Agencia Española de Cooperación me dieron una beca para hacer un doctorado en Derecho. Luego hice un posgrado en la Universidad de Costa Rica. Más adelante me volvieron a dar otra beca para la Universidad Complutense de Madrid. Al regreso fui juez coordinador del Juzgado Penal del Primer Circuito Judicial de San José. De ahí pasé por cuatro años (1998-2002) al Tribunal Penal de Juicio, posteriormente al Tribunal de Casación Penal hasta el 2007, que fui elegido magistrado de la Sala Tercera. No soy nuevo en el Poder Judicial ni tampoco en el andar de la materia penal. Lo importante es que conozco todas las instancias.
¿A cuáles proyectos les pondrá más atención?
– En la Sala los proyectos son de sala, no son personales. Lo que se necesita es solo un buen conductor. Uno de los proyectos más importantes, los tribunales de flagrancia, que fue una idea mía. El gobierno había solicitado a la Corte que le ayudara en el asunto de la seguridad ciudadana. Al principio don Luis Paulino (q.d.D.g.) pensó que la flagrancia fuera para las contravenciones, sin embargo logré mejorar el proyecto para que fuera lo que es hoy. La idea era resolver lo que el pueblo en ese momento estaba sintiendo, que era la criminalidad rapiña como son el robo de celulares, los cadenazos y los bolsos, donde a las mujeres las arrastraban por la avenida central. La flagrancia es que en el momento de detener a la persona se lleve ante el juez y se condena en horas. Pensé que estos delitos se podían atacar con procesos de resolución inmediatos. La idea yo la generé en la Sala y se logró considerar en un proyecto de ley con el cual se le dio forma y se mejoró.
¿Cómo se mejoró?
– Se amplió y ahora se puede llevar a estos tribunales toda clase de delitos. En este momento se ha condenado gente por tentativa de violación, por narcotráfico, por homicidio, esto quiere decir que ha sido muy efectivo. Yo podría decir que el programa de reforma penal más importante ha sido la flagrancia. Ha sido tan exitoso que todas las comunidades lo piden, desahoga montones el proceso. Yo lo diseñé para 24 horas y los diputados en la ley lo cambiaron para 15 días, pero no hay problema.
¿Hay otro proyecto importante o tema en la Sala Tercera?
– Otro de los temas importantes es la segunda instancia, lo que que es la creación de los tribunales de apelaciones, los que le han dado un giro fundamental a la aplicación de la justicia. Como siempre hay detractores, en su momento lo hubo contra la flagrancia y ahora los hay contra estos tribunales. Con ellos no solo estamos cumpliendo con el mandato de la Corte Interamericana de Justicia sino con un mandato mundial en el sentido que todas las personas tienen derecho a una segunda instancia y esta en todos los países desarrollados funciona bien. En estos se dan una segunda oportunidad tanto al imputado como al ofendido de recurrir la sentencia en caso que esté mal dada; esto es garantía para todas las partes. Además esta sentencia del Tribunal de Apelaciones puede apelarse en la Sala de Casación (Tercera). Con la segunda instancia se brindan mayores derechos y garantías, aunque se podrían alargar los tiempos de resolución por cuanto va a tener dos instancias donde apelar y antes era solo una.
¿Hay algunos requisitos para presentar la casación?
– Bueno, el acceso a Casación es muy restrictivo. Esto quiere decir que no es que se está limitando poder ir a Casación, pero nosotros estamos bajo una óptica de una casación más considerada desde muchos aspectos formales y esenciales. Todos los casos tienen los mismos requisitos, que sean presentados por precedentes contradictorios del Tribunal de Apelaciones y que tengan que ver con aspectos de forma y de fondo.