En Costa Rica, y en diferentes instituciones, están las famosas convenciones colectivas que, para la mayoría de la población, no son más que alcahueterías, las cuales resulta innecesario seguir pagando y, lo peor es que empobrecen cada vez más al país.
Ante el escenario del malestar generalizado por las convenciones que para muchos son herramientas para alcahuetear y mantener privilegios dentro del sector público, no quedaba más que preguntar ante la Procuraduría General de la República si es necesario extender los pluses salariales de estas herramientas que se han venido implementando a lo largo de las últimas décadas.
Ante esto, el abogado del Estado afirmó que no es posible seguir extendiendo estos pluses de las convenciones, porque seamos realistas, la situación económica de nuestro país no está para seguir pagándole a la gente por llegar temprano, para que vaya al dentista o al ginecólogo o, peor aún, financiarles los estudios a los hijos de todos los empleados públicos.
Además, ya se dejó más que claro que con la entrada de la Ley de Empleo Público todos entrarán con los mismos salarios y en las mismas condiciones, por ejemplo, todas las secretarias ganarán lo mismo porque se supone que según los perfiles de trabajo cumplirán las mismas funciones.
Ya muchos tenemos más que conocido que los funcionarios públicos tienen derechos adquiridos y que muchos los han recibido desde hace muchos años, pero esto no quiere decir que los nuevos deban empezar a recibirlos. Si queremos que nuestro país avance en materia económica, no podemos seguir exprimiendo al Estado.
Si bien desde hace unos años para acá se han ido eliminando los rubros de algunas convenciones colectivas, aún queda mucho por hacer porque no es justo que algunos empleados públicos se sigan dando vida de ricos a costillas de los impuestos que muchos de nosotros pagamos.
Los empleados públicos y los privados deberíamos trabajar en igualdad de condiciones, pues, aunque ambos dependemos de un salario, ellos no tienen por qué recibir dineros de más por efectuar lo que ya les están pagando para hacer o por cosas que a todas luces deben salir de sus propios bolsillos.
Porque hasta donde sabemos los empleados privados pagamos nuestros almuerzos y desayunos o los traemos de casa, la empresa no los subvenciona, las fiestas se hacen o con la plata de la empresa o corre por cuenta y gasto de cada uno, no sale del dinero pagado por los contribuyentes.
Muchos que reciben estos pluses no han dimensionado los grandes gastos que hace el Gobierno para financiarles estos beneficios y precisamente esto es lo que tiene al país ahogado en deudas, porque desde hace muchos años Costa Rica no tiene la solvencia económica para seguir asumiéndolos, muchas de las cuentas que se arrastran podrían haberse evitado si desde un principio se hubiera frenado estos abusos.
Una cosa es que le paguen un monto de más a un empleado en caso de trasladarlo de lugar de trabajo para que se ayude con los gastos, pero cómo puede ser posible que en algún momento se subsidiaran guarderías, escuelas y colegios a los hijos de los empleados, pues será por eso que es muy bonito tener hijos, si al final los terminan manteniendo otros.
¿Será que en este país la gente no dimensiona los buenos salarios que se tienen en el sector público como para que se crea que es responsabilidad de los contribuyentes el facilitarles la vida a todos los empleados del Estado?
Es momento de que, si queremos que nuestro país avance, todos pongamos nuestro granito de arena para ver cómo hacemos para que Costa Rica vuelva a ser un país como fue antaño, de economía boyante, donde había oportunidades de empleo y los pobladores, si bien no éramos millonarios, por lo menos lográbamos llevar una vida más holgada.