El gobierno señaló la conveniencia de solicitar un aporte solidario a los ciudadanos de mayores ingresos, particularmente el establecimiento de un impuesto a los costarricenses con ingresos superiores a un millón de colones mensuales.
Sin embargo, para economistas de la Universidad Nacional (UNA), no es momento para nuevos impuestos. Así se desprende de un análisis realizado por el proyecto de estudios fiscales.
Indicaron que es innegable que el espíritu de la iniciativa por su carácter solidario, pero claramente no es el momento oportuno para el establecimiento de nuevos impuestos.
“Es tiempo para asegurar que las familias costarricenses cuenten con los ingresos que les permitan cubrir las condiciones mínimas de subsistencia, a expensas del equilibrio fiscal”, concluyeron.
Del reporte se desprende que la política pública no puede ser contener la inflación, reducir el déficit fiscal o evitar que la deuda pública se dispare, como sería en tiempos normales.
De acuerdo con los expertos, la meta hoy debe ser salvar vidas y evitar que la economía colapse. Para ello hay que fomentar el gasto de la población, lo cual en esta coyuntura requiere políticas fiscales expansivas, ayudando a mantener a flote el empleo y la producción nacional.
Señalaron que hoy más que nunca cobran vigencia las políticas de expansión del gasto, como medidas transitorias, ante la necesidad de contener un descalabro económico y social mucho más profundo de lo que están pronosticando los organismos financieros internacionales.
En sus estimaciones, la deuda pública superará con creces el 60% del Producto Interno Bruto, pero no hay mayores alternativas.
“Restringir el gasto público en esta coyuntura constituye una medicina que agrava la enfermedad”, dijeron y por eso recomiendan desaplicar la regla fiscal.
A su criterio, el equilibrio fiscal tendrá que esperar, pero una vez que pase la emergencia el gobierno debe retomar con rigor los objetivos de estabilidad macroeconómica, el plan de consolidación fiscal y manejo de la deuda pública, para evitar que la recesión económica de resaca sea más desastrosa que la emergencia sanitaria.