El Decreto Ejecutivo No. 37.071-S publicado el 26 de abril del 2012, dispone el 17 de mayo de cada año como “Día Nacional contra la Homofobia, Lesbofobia y la Transfobia”. En esa misma dirección el año anterior, mediante el Decreto N° 38.999 del 15 mayo, se formuló una “Política del Poder Ejecutivo para erradicar de sus instituciones la discriminación hacia la población sexualmente diversa”. Ambas acciones reconocen las realidades de discriminación a las que las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexo (LGBTI) son sometidas en nuestro país.
¿Es un día para conmemorar el orgullo de las personas LGBTI? La respuesta es clara y contundente: No.
Por el contrario, es un día para reconocer que existen personas que desde la ignorancia, con discursos moralistas-religiosos, hegemónicos, la poca sensibilidad y el odio; alimentan la discriminación contra personas LGBTI, mediante actos de violencia (física, psicológica, verbal, patrimonial), de invisibilización, apatía, odio y/o rechazo o desde un silencio cómplice. Generan una dura factura que hemos tenido que pagar las personas sexualmente diversas –con sus respectivos intereses– a cargo de nuestro bienestar emocional y psicológico, nuestra salud física, seguridad personal, lazos familiares y sociales, nuestras posibilidades de desarrollo personal, académico, económico y en el peor de los casos (aún invisibles en nuestro país) con nuestras propias vidas… prácticamente es un día de duelo nacional.
Un 17 de mayo a lo interno de esta población revivimos sentimientos de dolor, soledad, angustia, miedo y ansiedad, por acciones e inacciones cometidas por personas de todas las esferas sociales. Recordamos que nos enfrentamos a diario a esa misma Costa Rica en la que casi 5 millones de personas conviven; pero no con los mismos derechos y libertades, aún y cuando nos encontramos en la obligación de cumplir con los mismos deberes. Una Costa Rica que nos enseña a diario a discriminar e invisibilizar a cualquier persona que no encaje con nuestra realidad personal: personas negras, indígenas, mujeres, extranjeras, adultas mayores, con capacidades funcionales distintas a la nuestra y a la población LGBTI.
Consideramos que este es un día para realizar una evaluación propia de actitudes, acciones e inacciones que hemos perpetrado y que –queramos o no– van contra la validación y la defensa de los derechos humanos como el derecho a la integridad física, la privacidad, la identidad o la igualdad en el trato ante la ley.
Desde la Asociación Demográfica Costarricense (ADC), hacemos un llamado a estar vigilantes de acciones de violencia, cualesquiera que sean, desde las naturalizadas como los chistes, apodos o los gestos de burla que han sido asumidas como parte de la “chota” instalada en nuestra cotidianidad propia del ser costarricense; y otras con mayor grado de censura social como los golpes o el acoso callejero.
Consideramos que los esfuerzos que de la conmemoración de este día se generen, deben dirigirse a erradicar las bases que fundamentan la discriminación y a que podamos reconocer, a lo individual y lo colectivo, los actos – o la ausencia de ellos– que la reproducen; y a fortalecer el principio de igualdad y no discriminación y con ello, erradicar actos concretos que generan exclusión, invisibilización y vulnerabilización de las realidades de la población LGBTI.
Asociación Demográfica Costarricense*