Circula en las redes un video navideño en el que se presenta un portal en vivo en el podemos ver a José de pie, a María sentada con Jesús en su regazo y la mula que los transportó desde Egipto hasta Jerusalén. Una imagen por siglos venerada pues recuerda el momento en que el Niño Jesús llegó al mundo en condiciones de pobreza y necesidad, mostrando que el hijo de Dios, el Rey de reyes, no necesitaba de mucho para demostrar su grandeza.
Este recuadro ha hecho que los creyentes evoquen sentimientos de amor, paz y unidad familiar alrededor del mundo. Millones de hogares han colocado el portal de Belén, y los creyentes nos hemos reunido alrededor de él, para escuchar de nuestros padres y abuelos la historia de la Natividad. Hemos aprendido cómo los pastores llegaron a visitar al Niño, cómo los Reyes trajeron regalos, cómo los ángeles cantaron su gloria y seguimos fieles a la tradición.
Hoy, sin embargo, el Portal puede no ser visto desde la misma óptica y, un poco en serio y un poco en broma, el video nos muestra cómo un defensor de los animales confisca a la mula pues de acuerdo a su criterio José y María abusaron del animal obligándolo a caminar por el desierto llevando a María.
Una vez que él sale de escena, una mujer indignada reprime a María por estar ella sentada mientras que José permanece de pie, argumentando que la sumisión de María es inaceptable ante un José que se yergue por encima de ella, así que la obliga a ponerse de pie para que ambos estén al mismo nivel.
Pero hay algo más que le incomoda: ¡el niño en el pesebre! Es claro que hay dos varones en la escena y tan solo una mujer, algo que atenta, de acuerdo a su criterio, contra la equidad de género. De inmediato acuesta a una pequeña a la par del Niño Jesús y parte satisfecha con sus logros.
El video continúa con otras “reflexiones” sobre el tráfico de oro, incienso y mirra por oficiales de alto rango a través de diversas fronteras…
Divertido pero absurdo, ¿verdad?
Así suelen ser muchas de las críticas y argumentos que escuchamos hoy en día, más no siempre son tan evidentes y acaban permeando en diferentes sectores de la sociedad que aceptan, sin mayor investigación, reflexión o reparo, señalamientos carentes de lógica, sacados fuera de contexto pero que logran un objetivo: distorsionar la realidad, alterar hechos, destruir creencias, imponer criterios y hasta propiciar el irrespeto hacia otros.
No falta quien busque sembrar dudas, crear polémica y dividir, convencidos de que dividiendo a una sociedad pueden vencer a un pueblo, acabar con sus instituciones, destruir su pasado y minar sus esperanzas, sus ilusiones y sus creencias. La pregunta es si estamos dispuestos a caer en la trampa de la provocación y seguir por el camino del enfrentamiento irracional, estéril y divisorio.
Las fiestas decembrinas son un buen momento para tomarnos un respiro y repensar hacia dónde vamos o, mejor aún, hacia dónde nos quieren conducir, y si estamos dispuestos a poner un alto. Y así como cualquiera tiene el derecho de analizar el Portal de acuerdo con su realidad, su conciencia, sus intereses y creencias, usted y yo tenemos el derecho de que se respete nuestra interpretación de este. ¡No es tan difícil!
Cada cual ve lo que quiere ver. En el caso de este video no pasa de ser una broma con un toque de crítica jocosa que, por supuesto, nadie tomará muy en serio. Sin embargo, enfrentamos momentos en que hay quienes pretenden que todos vean lo que ellos ven, sientan igual que ellos y crean como ellos, sea porque están apegados a su forma de ver el mundo o que por el contrario quieren romper con el pasado. Lo que no podemos permitir es que usen nuestras diferencias para dividirnos, para propiciar el irrespeto, para que nos señalemos entre hermanos hasta sentir que somos enemigos por el simple hecho de pensar distinto.
Si algo hay que pedir esta Navidad es que la sensatez prime, que la Paz del Señor se instale en el corazón de todos, creyentes o agnósticos; que tengamos la madurez de enfrentar nuestras diferencias con respeto y que el amor nos permita seguir cultivando sentimientos de fraternidad, solidaridad y libertad. Para esto no necesitamos otra cosa que ser buenas personas.
¡Que el Señor bendiga Costa Rica en esta Navidad y nos ayude a permanecer siempre unidos!