El miedo y la desesperación invadieron a los transeúntes de la Avenida Segunda cuando ante sus ojos un hombre se desplomó en media acera para no volver a levantarse nunca más.
Se trata de Valentín Bonilla Artavia de 62 años, quien todos los días acostumbraba vender papas fritas sobre dicha calle josefina como medio de trabajo para llevar el sustento a su hogar.
En apariencia, Bonilla como de costumbre caminaba por las cercanías del Banco de Costa Rica (Banco Negro), cuando solo tomó un suspiro y cayó violentamente contra el concreto.
Pablo Durán, paramédico de la Benemérita Cruz Roja Costarricense que atendió el incidente, comentó que la gente que pasaba por el sitio pensó que era un desmayo, por lo que esperaron a ver si se recuperaba.
“Nos despachan para atender una persona inconsciente que dicen tenía más de 40 minutos en ese estado, cuando llegamos con los compañeros de bomberos trataron de reanimarlo”, dijo.
“Intentamos los protocolos adecuados y distintas maniobras, no hay cambios de ritmo en el monitor, por lo que se le declaró fallecido en el sitio a pesar de los esfuerzos realizados”, agregó.
Minutos después, agentes de la Fuerza Pública acordonaron la escena a la espera de que los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) llegaran para el levantamiento del cuerpo.
Luego de analizar la escena, llevaron los restos mortales del vendedor a la Morgue Judicial para que los patólogos hagan la autopsia respectiva y determinar la causa de la muerte.
SALUDABA A TODOS
Bonilla Artavia era muy conocido en las inmediaciones de la concurrida avenida, en especial por parte de todos aquellos quienes trabajan en los establecimientos aledaños.
Así lo explicó Harold Pacheco, dependiente de una tienda, el cual sostuvo que salió un momento a ver lo que pasaba y vio al don Valentín en el suelo sin responder, por lo que llamaron a la línea de emergencia 9-1-1.
“Todos los días usted lo veía a ese señor vendiendo papitas, a toda hora, un señor muy agradable que la pulseaba, yo cuando vi nada más estaba ya en el suelo”, insistió.
Bonilla Artavia era vecino de Hatillo y de acuerdo con el Tribunal Supremo de Elecciones no registra matrimonio alguno ni tampoco hijos.