Hecho ocurrió en Limón
El hijo menor de Fidel Romano Romano, Sergio Romano Navarro, perdió la vida en Limón tras el ataque de dos hombres que viajaban en motocicleta por barrio Corales 3.
Fidel Romano (1957-1991) fungió como investigador judicial y murió a manos de un expolicía identificado como Johnny Antonio Monge Ramírez, quien hace casi 34 años asesinó a cinco limonenses en 12 días.
El homicidio de Romano Navarro, de 34 años, misma edad en la que murió su padre, se dio frente al local comercial pollos Cyro’s, donde se encontraba junto a dos amigos disfrutando de juegos de mesa. Según las indagaciones, en determinado momento dos motorizados pasaron por este lugar disparándole al hombre en múltiples ocasiones. Lograron impactarlo 15 veces en pecho y espalda.
Tras la llegada de la Cruz Roja Costarricense, los socorristas le tomaron los signos vitales a Romano y, al no contar con ellos, lo declararon fallecido en el lugar.
Las otras dos personas de apellido McLean de 53 años y Mc Bean de 38, quienes se encontraban compartiendo con el ahora fallecido, resultaron heridas, por lo que la Benemérita los llevó de urgencia al Hospital Tony Facio.
Funcionarios del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) hicieron el levantamiento del cuerpo, que fue remitido a Medicatura Forense para su respectiva autopsia, mientras el hecho continúa en fase de pesquisas para dar con el paradero de los sospechosos de las detonaciones.
Un demonio le ordenaba matar
Diario Extra consultó a Gerardo Castaing, exjefe de la policía judicial y encargado del caso en que falleció el agente Romano, para conocer detalles al respecto. El exfuncionario relató los hechos acontecidos ese 10 de noviembre de 1991.
“Este incidente conmocionó mucho al país debido a que hubo una serie de errores dentro de la delegación del OIJ para ese tiempo. Johnny Antonio Monge Ramírez, quien era un expolicía de la Fuerza Pública, ya había asesinado a tres personas, por lo que fue detenido el 8 de noviembre de 1991”, relató.
Prosiguió: “Sin embargo, una noche un oficial deja su arma debajo de la almohada para ir al baño, situación que es aprovechada por Monge para guardarla en la pretina del pantalón”.
Según Rafael Ángel Guillén, director del Organismo de Investigación Judicial en esa época, el 10 de noviembre de 1991, Fidel junto a otro compañero se encargó de transportar a Monge, de 23 años, en la parte trasera del vehículo para unas pruebas de campo, pero el expolicía aprovechó su ventaja del factor sorpresa para acabar con ambos efectivos.
Cabe destacar que de esta forma Monge se convirtió en el criminal más buscado en Costa Rica. Se mantuvo en fuga hasta el 13 de noviembre de 1993, cuando murió tras recibir impactos de bala.
Posteriormente, las autoridades encontraron un diario en que contaba sus planes para crear un grupo terrorista y las conversaciones que al parecer mantenía con un demonio, el cual le ordenaba que matara gente.
En estas memorias, el sujeto externaba su deseo de volverse policía para ser útil a la sociedad y su admiración por Rambo, pero además dejó constancia de cómo fue acusado de abusar sexualmente de su sobrina, por lo que un cuñado le dio una paliza.
Tras la denuncia que efectuaron unos turistas de un robo, Monge fue despedido de su puesto en radiopatrullas. Esta situación marcó su abierta actitud delictiva, que plasmó en el cuaderno donde escribía sus deseos de tomar venganza junto a una banda criminal.