Los vecinos de la calle Antigua Pedernal en Cerbatana de Puriscal presenciaron un terrible accidente de tránsito que dejó como saldo a un adulto fallecido.
De acuerdo con las autoridades judiciales, el hombre fue identificado como Marvin Zúñiga Arley de 63 años.
En la comunidad señalaron que era un hombre honrado, servicial y buena persona. Incluso, varias personas indicaron que no aplica la conocida y popular frase “no hay muerto malo”, pues recalcan que él siempre fue bueno.
Se trata de un puriscaleño de sangre, pues nació en Barbacoas y residía en San Rafael.
SIN FRENOS
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informó que una falla en los frenos del vehículo de Zúñiga Arley pudo ser el causante del accidente.
El señor de 63 años, quien se dedicaba a brindar servicios de transporte, estaba ayudando a un cliente a bajar algunos muebles y electrodomésticos del carro para meterlos en una vivienda.
De repente, el vehículo empezó a moverse en una pendiente hacia abajo. Don Marvin al ver que su carro podría impactar algunas viviendas, decidió correr y abrir la puerta del conductor para tratar de subir al automotor.
Su intención era recuperar el control del auto y frenarlo para evitar una colisión con las viviendas ubicadas al final de la pendiente.
Sin embargo, unos 25 metros hacia abajo del punto inicial, perdió el control del vehículo, el cual lo golpeó y provocó que cayera en una cuneta y se golpeara la cabeza con un filo de concreto, herida que le ocasionó la muerte en el lugar.
SIN SIGNOS
Tras el aparatoso accidente, los vecinos llamaron al sistema de emergencias 9-1-1 y solicitaron la asistencia de una unidad ambulancia.
Al sitio llegaron los paramédicos de la Cruz Roja Costarricense pocos minutos después de la alerta.
Pese a la rápida intervención de los socorristas de la Benemérita, el adulto ya no tenía signos vitales.
“Se nos llama por parte de la Central a que atendamos un atropello y nos dirigimos a la zona, al llegar ahí nos encontramos que, en efecto, un vehículo había atropellado a un señor y el mismo se encontraba a la vera del camino, en uno de los costados de la carretera y no presentaba signos vitales ni compatibles con la vida”, señaló el cruzrojista Manuel Fernández.
ÚLTIMO VIAJE
A don Marvin lo contactó Alexis “Toto” Vega, quien se dedica a la construcción, quien usaba los servicios de transporte del adulto constantemente.
El contacto se dio el miércoles en la noche para coordinar con Marvin una mudanza desde la calle El Basurero hacia la calle Antigua Pedernal, ambos lugares muy cercanos.
Como solía ocurrir, Zúñiga, dentro de su amabilidad y servicio quedó, con el conocido “Toto” de ayudarle con la mudanza de casa.
“Me estaba haciendo una mudanza para esta cabañita, el carro hizo a írsele y él trató, como todo buen chofer cuando vio casas abajo y seguro para no causar un daño más grande, él trató de ver cómo podía montarse, cosa que no logró”, recordó.
Era el segundo viaje que realizaban con las pertenencias, ya habían bajado del carro e ingresado a la casa casi todo lo que llevaban en ese flete, solo restaba bajar la refrigeradora.
“Nos faltaban más viajes, pero de ese viaje solo nos faltaba la refri, habíamos hecho dos viajes. Era demasiado servicial, tenía muchos años de conocerlo, adonde tuviera que ir, él era el que iba conmigo, con plata y sin plata, él siempre iba”, comentó.
Vega recordó que, tras lo ocurrido, corrió hasta el punto donde cayó don Marvin y le preguntó como estaba, la respuesta fue un “bien”, la última palabra que pronunció el querido puriscaleño.
El fuerte golpe que se dio en la sien le causó la muerte frente a su amigo Alexis.
UN ÁNGEL
Por su parte Luis Jiménez Acuña, amigo de don Marvin desde hacía 40 años y mecánico de profesión, mencionó que el ahora fallecido era un “ángel en la tierra”.
Contó que a veces algunas personas necesitaban servicios de transporte de materiales, línea blanca u otros, pero no contaban con recursos económicos, y él daba el servicio y les decía que después le pagaran.
“No es que todo muerto es bueno, no es eso, es que este era bueno cuando estaba vivo. Él era en realidad una persona muy servicial, respetuosa, era un ángel en la tierra. Cero vicios, ninguno, lo puedo decir porque tengo 40 años de conocerlo, cero licor, cero cigarro ni drogas, trabajar y el hogar nada más. Era un buen marido, buen abuelo”, recordó.