El Cairo, (EFE).- El expresidente egipcio Hosni Mubarak compareció hoy en la apertura de su nuevo juicio y negó su implicación en varios casos de corrupción y en la muerte de manifestantes durante la revuelta de 2011 que le obligó a abandonar el poder.
Un gesto de negación con la mano le bastó a Mubarak para rechazar las acusaciones, que también negaron los demás inculpados en la sala durante el juicio, que finalmente se pospuso para el 8 de junio.
En el banquillo volvieron a sentarse por la muerte de manifestantes Mubarak y el extitular egipcio de Interior Habib al Adli, a quienes se anuló en enero pasado su anterior condena a cadena perpetua; y los seis ayudantes del exministro, que fueron absueltos y ahora afrontan igualmente la repetición del proceso.
El representante de la Fiscalía, Mustafa Jater, les acusó de participar \”con premeditación y alevosía\” en los asesinatos de personas durante las protestas que llevaron a la caída de Mubarak, en febrero de 2011.
Refiriéndose a Mubarak, Jater dijo que este permitió a Al Adli el uso de la fuerza para la comisión de tales crímenes y no intervino para detenerlos.
Además, el exmandatario compareció junto con sus hijos Alaa y Gamal por la supuesta venta a Israel a precios por debajo de los del mercado, lo que -según la Fiscalía- supuso al estado pérdidas por 714 millones de dólares.
En esta causa también está involucrado el empresario fugado Husein Salem, quien supuestamente entregó a Mubarak cinco mansiones por valor de 5,6 millones de dólares a cambio de fincas cuya extensión totalizaba más de dos millones de metros cuadrados en Sharm el Sheij, en la costa de la península del Sinaí.
Tras llegar en helicóptero a la sede de la Academia de la Policía entre fuertes medidas de seguridad, el expresidente egipcio permaneció serio, sentado en una camilla y sin quitarse sus gafas de sol.
Mostró un semblante bien distinto al del pasado 13 de abril, cuando con gesto amable saludaba a sus abogados en una sesión que el juez Mustafa Abdala aprovechó para inhibirse del caso.
La Fiscalía interpretó entonces que Mubarak, que hace unos días cumplió 85 años, se encontraba en buen estado de salud y ordenó su ingreso de nuevo en la prisión de Tora tras meses en el hospital.