Dio gusto ser un espectador más del partido en el que el Saprissa y Puntarenas FC volvieron a encontrarse después de ocho años y deparó como resultado un empate 1-1.
Sin embargo, aunque el cotejo fue dinámico y tuvo momentos emocionantes, los pocos intentos por anotar dieron al traste con el espectáculo ofrecido fuera de las áreas.
TODO EL ARSENAL DE ATAQUE
Jeaustin Campos no escatimó en la ofensiva de su once inicial para un partido que no defraudó. Por primera vez el Monstruo pudo armar una alineación con sus refuerzos de ofensiva: el cubano Luis Paradela y el jamaiquino Javon East.
De igual manera los también fichados en este mercado de piernas, Pablo Arboine y Youstin Salas, vieron acción en La Cueva desde el comienzo. No así el panameño Fidel Escobar, quien saltó desde el banquillo para arañar minutos.
ENCHUFADOS
La “S” entró conectado al compromiso. Las secuencias de pases, los regates y las diagonales vulneraron una zaga porteña que carecía de orden, precisión y principalmente de una respuesta rápida para las complicaciones que enfrentó
El bando chuchequero también tuvo con qué levantar a los presentes de sus asientos. El flanco derecho, con las arremetidas de Anthony Hernández, puso a la parte baja tibaseña a redoblar la concentración y los esfuerzos.
Pasada la media hora de juego los tibaseños sufrieron la baja por lesión de su arquero Aarón Cruz y desde la suplencia Kevin Chamorro ocupó su lugar.
SE MOVIÓ EL PIZARRÓN
En la etapa complementaria al Saprissa se le cerraron los espacios de los cuales gozó en la primera mitad. Con este escenario una anotación se veía difícil para los de casa, no obstante, el recurso más temido y con frecuencia efectivo del Monstruo apareció por lo alto.
Al cronometrarse el minuto 56 Kendall Waston puso a ganar a su escuadra.
Cuando los morados festejaban un triunfo más, Kevin Chamorro pecó en una salida y dejó la mesa servida para que Krisler Villalobos empatara el marcador sobre el tiempo de reposición, apagando así la fiesta morada.