Pese a los constantes cortes durante horas y el reclamo de los costarricenses por la falta de agua, el Instituto Costarricense de Acueductos y Alcantarillados (AyA) reporta una pérdida del 55,9% del recurso hídrico dentro del Valle Central.
De acuerdo con un informe de la Contraloría General de la República (CGR), de cada 10 litros destinados para la Gran Área Metropolitana (GAM), solo llegan cuatro a los hogares, industrias, escuelas y hospitales.
El estudio, que analizó los datos entre 2019 y 2023, recalca que las zonas más perjudicadas son la ciudadela León XIII, en Tibás, y La Legua de Aserrí, con un total de 22.299 personas afectadas, y a quienes abastecen las plantas de Guadalupe y San Juan de Dios, donde se suministra dicho líquido potable a 24 distritos.
“Esta condición implica que el operador debe tomar acciones urgentes e inmediatas para reducir ese valor, en miras al aseguramiento de la sostenibilidad del recurso y del servicio”, advirtió el documento. Juan Manuel Quesada, presidente ejecutivo del Instituto, explicó que esta problemática es una de las principales debilidades de la entidad y responde principalmente a un sistema de acueductos obsoleto, el cual mantiene daños que permiten fugas.
“Uno de los grandes pecados es que más de la mitad del agua que se produce no la facturamos, porque la no contabilizada se va en fugas, la gente se la roba o incluso se pierde porque hay situaciones sociales en las que no podemos quitarle el servicio a la gente, por ejemplo, caseríos como La Carpio, que son enormes, y ahí la gente pues no tiene medidores”, declaró el jerarca durante el programa Desde Buena Mañana, de Extra Radio.
Sobre ello, la CGR concluyó que “la optimización de los sistemas de acueductos operados por el AyA es ineficiente, pues los resultados de los indicadores revelaron un estancamiento en la gestión de pérdidas”.
Entre las falencias a trabajar por parte del AyA, el ente contralor indica que más de la mitad de los medidores se encuentra en mal estado y la gestión de las fugas es deficiente, lo que ocasiona que se reduzca el agua potable disponible.
Millonario préstamo
Esta problemática no es nueva para la entidad, pues hace poco más de una década se habla de agua no contabilizada, por lo que el país obtuvo un préstamo de $130 millones para trabajar en un plan que redujera la cifra en un 17%, es decir, a menos de cuatro litros perdidos por cada 10.
Dichos recursos, otorgados por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), se utilizarían en el Proyecto de Reducción de Agua no Contabilizada y Optimización de la Eficiencia Energética (RANC-EE), que pretendía mejorar la situación a nivel país.
Sin embargo, pese al cuantioso monto, este no se ha utilizado de forma eficiente según el Ministerio de Hacienda, quien califica el nivel de desempeño como de alerta, pues solo se ha ejecutado financieramente un 11,25%, aproximadamente $14 millones.
“Hasta la fecha, se ha contratado al 69% del personal previsto, es decir, 31 de las 45 plazas totales, quedando pendientes por cubrir 14 plazas, de los cuales 10 son ejecutivos y 4 gestores expertos”, evidenció la cartera en un informe realizado durante el primer semestre de 2024.
Sobre ello, la CGR también puntualizó que “existe un riesgo en la inversión, ya que una vez finalizada, el ente rector del recurso hídrico debe asumir su continuidad y, a la fecha, no se identifica con claridad un mecanismo que contemple y oriente las distintas acciones requeridas por parte de la institución para asegurar y mantener los resultados requeridos”.
Diario Extra intentó conocer una reacción del Instituto respecto al porcentaje actual de ejecución del crédito. Pese a que la consulta se realizó desde el 13 de febrero del año en curso, no se obtuvo respuesta al cierre de edición.
Acciones urgentes
Alejandro Calderón, subgerente de Acueductos y Alcantarillados a cargo de la GAM, explicó que han tomado medidas paliativas para corregir esta problemática ya que no solamente se generan desperdicios del líquido, sino que representa un costo económico para la institución.
“Hemos hecho cosas importantísimas, principalmente en las zonas más críticas como en Alajuelita, Pavas, San Juan de Dios y Desamparados, donde hemos reducido las presiones nocturnas mediante instrumentación y la colocación de válvulas especializadas, pues en las madrugadas es cuando ocurre la mayoría de las fugas”, declaró a Diario Extra.
El funcionario amplió que, como las personas no están utilizando el recurso en las noches, la presión hace que las tuberías exploten y se genere el desperdicio, por lo que tener la posibilidad de cortar el paso permite atender las emergencias con mayor eficiencia.
“Hemos ido partiendo los acueductos en sistemas cada vez más pequeños, que podemos controlar mucho mejor que si es un tramo muy grande, entonces el caudal que le ingresa a esa pequeña zona debería ser igual al caudal que le sale, quitándole lo que se ha consumido ahí, al haber alguna diferencia, nos damos cuenta que, en ese pequeño sector, debe haber alguna fuga”, agregó el subgerente como parte de las medidas tomadas.
Según estimaciones de la CGR, para 2024 el AyA perdió poco más de ¢28.000 millones debido al recurso no contabilizado, esto por una reducción en la tarifa que ordenó la Autoridad Reguladora de los Servicios Públicos.