La directora ejecutiva de la Cámara de Detallistas conversó Iary Gómez, gerente general de Grupo Extra, y Marcela Villalobos, la subdirectora de DIARIO EXTRA.
La Cámara de Detallistas está promoviendo la reforma al artículo 10 de la “Ley de regulación y comercialización de bebidas con contenido alcohólico”, con la cual se cobra una patente de alto monto a quienes expenden licor lo que está llevando al cierre de muchos locales comerciales. Sobre este tema la directora ejecutiva de la Cámara de Detallistas, Ana Teresa Vásquez, conversó Iary Gómez, gerente general de Grupo Extra, y Marcela Villalobos, la subdirectora de DIARIO EXTRA.
¿Dónde nace su preocupación?
Nuestra preocupación está focalizada con la Ley 9.047 que tiene que ver con las licencias de licor, que fueron anteriormente denominadas patentes.
Tenemos muy claro y es algo de lo cual siempre hemos sido consistentes, que la ley tenía que actualizarse, porque la anterior de 1936 limitaba muchas posibilidades a esa actualización. Lo que nos preocupa es que a la hora de establecer la ley pone en su artículo de cómo cobrar esas licencias y lo hace definiendo ese pago en relación con salarios base.
¿Cómo se determina este pago?
La ley establece categorías y en el caso de los minisúper y abastecedores, se estipula de 1 a 2 salarios mínimos. En este momento el salario base está en ¢380 mil, pero puede llegar a pagar hasta ¢760 mil si le aplican la tarifa más alta de su categoría.
¿Y por qué les es tan difícil sacar ese monto de las ventas?
En estos lugares la venta de licor no es tan significativa, ya que no es su artículo principal. La competencia hace que se dé un cambio en el surtido de los negocios, porque el consumidor es hoy más exigente, quiere encontrar en un solo lugar todo lo que necesita. Con el proceso que se está dando el detallista está perdiendo competitividad y forma de atraer clientes. Estamos hablando que hay negocios que venden ¢300 mil por día, de esos un 8% son ventas de licor.
¿Qué propuesta está planteando la Cámara?
Como Cámara queremos que los asociados puedan seguir vendiendo su producto pagando su patente, pero con estos montos se está exponiendo a estos trabajadores a dos cosas: la informalidad o al cierre del negocio. Si el detallista devuelve la licencia sus ventas disminuyen.
¿Cómo funciona la venta de licores para el detallista si no es su producto principal?
Si usted quiere llevarse algo para ver el partido en su casa no solo va a una licorera a comprar el licor, sino que además se lleva algo para picar y refrescos para el resto de la familia.
Para el detallista el licor es un gancho para vender otro tipo de productos, por eso eso la venta no es tan significativa.
¿Cuánto es el margen de ganancia en los licores?
Este no es un producto que tenga un margen de utilidad alto porque compite con las grandes corporaciones, los márgenes están alrededor del 10%.
¿Qué medidas han tomado para evitar el pago?
El problema aquí no es que el detallista no quiera pagar, sino que pide que este pago se haga sobre las ventas que tiene el producto. En octubre se presentó una acción de inconstitucionalidad contra la ley y esta se encuentra acumulada para resolver.
Ahora estamos redactando un proyecto para modificar el artículo 10 de esta ley para que se convierta en una parte de la patente comercial, porque en este momento ya de por sí paga su patente a la municipalidad por tener el abastecedor y también sobre las ventas totales, incluyendo licores.
¿Sería rentable para las municipalidades aceptar esta forma de pago que plantean ustedes?
Hicimos un análisis de lo que pagan de patente los detallistas, planteamos que podrían pagar en proporción de las ventas de licor que tengan. De manera que sea totalmente equitativa, para que si yo vendo mucho, pago más.
¿Qué consecuencias ha tenido ya la aplicación del cobro de esta patente?
Algunos lugares han cerrado, especialmente en zona rural, ya que ahí se ha desarrollado diversas actividades en donde se vende licor, como por ejemplo los salones de baile. Ellos tienen que pagar una licencia por cada una de las actividades.
Además, tenemos 81 reglamento diferentes, lo que lleva a que haya inseguridad jurídica. Por eso es que tenemos que apurar el proceso.
¿Pero si la situación es tan difícil por qué no han cerrado más locales?
Los cierres no se han disparado porque hay muchas municipalidades en donde los alcaldes están esperando a que la Sala resuelva para poder aplicar las sanciones.
Para que se suspenda el cobro es necesario apelarlo ante la Municipalidad o en proceso administrativo y eso sostiene la decisión, ya que lo que dijo la Sala es que no se puede dar resolución final.
¿A partir de cuándo se cobra la patente?
El otro problema es que la Municipalidad está cobrando retroactivamente al 12 de agosto, que es cuando se aprueba el cobro de la patente. De manera que hay patentados que les está llegando por un cobro por ¢2.600.000. En donde ni el local vale eso.
¿Qué pasa si cierran todos los negocios de detallistas?
El problema socieconómico es que un negocio detallista promedio incluye a dos personas propietarias con 1 o 2 empleados. Estamos hablando que son 7 mil patentados. Serían 28 mil fuentes de empleos directos los que se pueden perder. Pero no se puede perder de vista que las grandes empresas de este país como Demasa, Coca Cola, entre otros tienen una fuerza de ventas muy grande porque atienden a la cadena de detallistas, de manera que si cierran afecta todo.
¿Entonces ustedes más bien apuestan por la reforma?
Nuestra preocupación va por ahí, la insistencia en este proceso es que se debe retomar ese artículo de la ley para reformarlo y que realmente se pague por las ventas de ese tipo de producto.
La idea es que el cobro sea proporcional a las ventas, como lo es la patente comercial. De esa manera el detallista se va a poder mantener y todo el mundo va a ganar. Esto es una cuestión de equidad.
¿Cómo estaba el pago anteriormente?
Anteriormente esto se estaba pagando el monto de la patente de licores que iba entre los ¢300 y los ¢10 mil, más la patente comercial, la cual se paga en función de las ventas del negocio.
¿Ambas patentes siempre estuvieron por separado?
La venta de licores siempre se ha visto como algo aparte y por eso es que se tiene con una patente especial. Incluso en la década de los 90 existía una norma que obligaba a los negocios a tener una patente para la venta de licores naciones y otra para la venta de licores extranjeros.
En este momento esas patente se están convirtiendo en un elemento confiscatorio y están generando el cierre de negocios.
¿Qué papel juegan en todo esto las grandes cadenas de supermercados?
El ingreso de las grandes cadenas de supermercados ha obligado a las pulperías a transformarse. De manera que el detallista ahora está metiendo pago de servicios, recargas telefónicas, etc.