El ministro de Hacienda, Rodrigo Chaves, pudo ser imprudente al hablar de default (suspensión de pago de la deuda) en un reciente comunicado de prensa.
Varios economistas consultados por DIARIO EXTRA consideran que puede asustar a acreedores e inversionistas de manera innecesaria.
Chaves dijo que ¢224 mil millones del préstamo de la Corporación Andina de Fomento (CAF) se usarán en el pago de la deuda pública.
Añadió que: “Un default causaría una crisis económica catastrófica”. Esto en el sentido de que así como son importantes los subsidios también la necesidad de se aprueben nuevos préstamos para hacer frente a los pagos de la deuda.
“Es fundamental que nuestras finanzas públicas estén al día con el pago de sus compromisos, pues en una etapa posterior de la emergencia supone el acceso del país a mercados internacionales”, señaló.
A parte de los dineros del CAF, se gestiona un préstamo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) por $508 millones, una parte de este irá para el pago de la deuda. Además, con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se negociarán otros $350 millones y se desconoce si también una parte se destinará para el pago deuda.
Asimismo, el Banco Central acordó recientemente disponer de ¢250 mil millones para la compra de títulos en el mercado secundario, es decir adquirir los bonos de Hacienda en caso de que no hubiera demanda por parte de otros actores. Con eso garantiza recursos a bancos y operadoras de pensiones, entre otros.
Chaves manifestó que la situación global trae incertidumbre respecto a la duración y profundidad del daño en la actividad económica, sin embargo, “seguiremos proponiendo maneras para responder a la emergencia de manera responsable”.
El economista de la Universidad Nacional, Leiner Vargas, explicó que básicamente lo que hará el gobierno es pagar deuda con deuda. A su criterio, sería mejor echar mano de las reservas del Banco Central que rondan los $8 mil millones para darle un crédito a Hacienda.
Por su parte, el economista Gerardo Corrales manifestó que el asumir los préstamos externos en este momento es fundamental para dar tranquilidad al sistema financiero.
Añadió que a la fecha de los $37 mil millones que debemos como país, el 78% de la deuda es interna y un 22% externa, cuya mayoría está en manos de organismos bilaterales, multilaterales, bancos, sector público y operadoras de pensiones. “Tiene sentido cambiar deuda cara por barata”, acotó.
Vale recordar que a mediados de 2017, el hoy expresidente Luis Guillermo Solís habló en cadena nacional de una crisis de liquidez y eso algunos opositores políticos dicen se trajo abajo la compra de bonos contribuyendo al hueco fiscal.
Gerardo
Corrales
Economista
“Hablar de un riesgo de default podría causar un nerviosismo innecesario. Este año tenemos vencimientos en el orden de los $2.600 millones, el mayor problema será en los años 2021 y 2022 y yo no veo la posibilidad de que el país entre en un default. Ante la coyuntura actual, que es generada de una crisis extraordinaria podría haber un mayor margen de flexibilidad negociación contrario a países como Ecuador, donde la mayoría está en manos privadas internacionales. Hay que aprovechar el vencimiento de deuda cara y sustituirla por barata”.
Leiner Vargas
Economista
“Mencionar la palabra default en una autoridad a cargo de la política hacendaria de crédito público no es algo bien visto porque siempre genera suspicacia de por qué está usando esa palabra. El ministro está viendo vencimientos cercanos con unas finanzas públicas deterioradas. Imagino es un argumento que utiliza como una especie de advertencia a los diputados, de si no me aprueba esto puede pasar esto, pero la pregunta es si realmente quedaríamos en quiebra sin estos préstamos, eso es lo que nos debe decir el ministro Rodrigo Chaves, ¿por qué habló de default?”.
Fernando Herrero
Exministro de Hacienda
“Me parece que es innecesario hablar de default. Tal vez estaba tratando de advertir que la situación es realmente grave, pero eso puede asustar a la gente. Estamos muy lejos de un default. Significaría algo muy grave porque no tendríamos más financiamiento externo, asociado a un proceso muy complicado de renegociación de la deuda. Algo parecido a lo que ocurrió en los años ochenta. Los préstamos externos son necesarios porque no sabemos cuánto va a durar esta emergencia, ni cuánto es lo que se va a gastar en un momento en que cada vez habrá menos ingresos”.