Destruyen estatuas de padre del presidente derrocado
Moscú. (AFP) – Multitudes de sirios celebraron la caída del presidente Bashar al Asad, derrocado por una fulgurante ofensiva de grupos rebeldes liderados por islamistas que puso fin a más de medio siglo de gobierno de la dinastía fundada por Hafez al Asad.
Al Asad, quien dirigió Siria con puño de hierro desde su llegada al poder hace 24 años, dimitió y abandonó el país, afirmó Rusia, su principal aliado, que le concedió asilo, reportaron las agencias TASS y Ria Novosti. La casa del mandatario alauita, quien sucedió a su padre Hafez Al Asad, que gobernó el país de 1971 a 2000, fue saqueada después del anuncio de que la alianza rebelde liderada por los islamistas de Hayat Tahrir al Sham entró a Damasco.
“Vine por venganza, nos oprimieron de una forma inconcebible”, relató Abu Omar, un sirio de 44 años. “Hoy ya no tengo miedo”. Imágenes mostraron personas derribando y pisoteando estatuas de Hafez al Asad.
“¡Siria es nuestra, no es de la familia Asad!”, gritaron combatientes en las calles de Damasco.
Mientras eso ocurría, Bashar al Asad y su familia fueron acogidos en Moscú, después de que el dirigente sirio fuera derrocado por una ofensiva de una alianza de rebeldes liderados por islamistas radicales.
“Asad y los miembros de su familia llegaron a Moscú. Rusia les concedió el asilo por motivos humanitarios”, indicó una agencia de prensa de ese país.
Trascendió además que Rusia ya está en contacto con los rebeldes sirios y que sus dirigentes “garantizaron la seguridad de las bases militares y las instituciones diplomáticas rusas en el territorio de Siria”.
Asimismo, citaron que Rusia desea “continuar el diálogo político por el interés del pueblo sirio y el desarrollo de las relaciones bilaterales entre Rusia y Siria”.
“Rusia siempre estuvo a favor de una solución política para la crisis siria. Partimos de la necesidad de reanudar las negociaciones”, ampliaron.