Soy una mujer soltera de 32 años. Hace dos años conocí “al hombre de mi vida”. Lo digo porque él tiene todo lo que siempre quise de un hombre, es atento, servicial, cordial, no es machista, me apoya mucho, y no le escribo más porque no terminaría la lista de virtudes. El problema es que yo necesito el sexo y me parece que a él no le hace falta, me busca si acaso una vez al mes, y porque yo lo motivo. No le he dicho nada, porque me da miedo afectar la relación que es tan bonita.
Los problemas sexuales por falta de deseo son muy comunes en nuestra cultura y afectan tanto en hombres como en mujeres, aunque socialmente se tiende a creer que esta condición rara vez o nunca sucede en el hombre.
Esta presión social provoca que muchos hombres disimulen su problema sexual, y pongan mil excusas para evitar las relaciones sexuales. Desde luego al inicio estos pretextos son creíbles, pero con el tiempo es claro para ambos que hay un problema.
Algunas parejas en este momento hacen un alto en el camino y dialogan abiertamente con el fin de determinar quÉ está causando este alejamiento sexual, sin embargo, otras consideran que es un tema muy sensible y “le dan tiempo al tiempo”, sin darse cuenta de que esto profundiza el problema y pueden tener consecuencias sobre la relación de pareja. En estas circunstancias es común que la mujer piense que la magia de la relación se ha perdido y hasta teme que la relación esté por terminar.
En la mayoría de los casos esta pérdida en el deseo sexual suele ser provocada por alteraciones hormonales o metabólicas que suelen ser fáciles de resolver, de tal forma que lo que procede es consultar cuanto antes para evitar que esta apatía afecte la estabilidad del vínculo.