Guatemala. (AFP) – La violencia del narcotráfico ha empujado en los últimos días a cientos de mexicanos del estado sureño de Chiapas, entre ellos niños y ancianos, a escapar hasta la vecina Guatemala, advirtieron las autoridades.
Unas 580 personas han ingresado a ese país “huyendo de la situación de violencia a causa del crimen organizado y narcotráfico que se vive en sus territorios. Los desplazados cruzaron la frontera de “manera irregular buscando protección en el municipio fronterizo de Cuilco”; confirmó este jueves Danilo Rivera, director de Migración de la nación centroamericana.
Elsa Hernández, gobernadora del departamento occidental de Huehuetenango, al que pertenece Cuilco, declaró que hay 297 albergados en tres aldeas del municipio. El resto se dispersó en casas de amistades y familiares en varias comunidades.
Imágenes divulgadas por la Gobernación de Huehuetenango mostraron a refugiados conversando con policías y funcionarios en una escuela de una zona montañosa, mientras una mujer cargaba a su bebé al lado de ollas con alimentos.
En la zona fronteriza de Chiapas ha recrudecido la violencia por enfrentamientos entre los carteles de Jalisco Nueva Generación y Sinaloa, las dos mayores bandas criminales de México.
El gobierno guatemalteco ha movilizado funcionarios a Cuilco y protección civil activó un “plan nacional de atención”, indicó Rivera.
“SITUACIÓN DESESPERANTE
Si bien ninguna autoridad mexicana se ha pronunciado por el éxodo, la Diócesis de Tapachula, en Chiapas, dijo el miércoles que entre el 20 y 22 de julio los pobladores fueron “amedrentados, amenazados y obligados a participar como escudos humanos en los enfrentamientos de los carteles de la droga”.
“La situación es desesperante, es muy complicado vivir así”, indicó en un comunicado.
La Iglesia Católica agregó que los habitantes de esa zona fronteriza deben “pagar el derecho de piso [extorsión] al cartel que les corresponde según dónde vivan”, ser obligados a participar en retenes ilegales y “pagar a precios muy altos la escasa mercancía que se vende en los negocios”.
Mientras los carteles se disputan el territorio, hay indiferencia y “complicidad aparente” de la Guardia Nacional y del Ejército, añadió en la nota, urgiendo a ambos cuerpos de seguridad a intervenir para defender a las comunidades que “están viviendo una situación de esclavitud”.