Los resultados preliminares de las elecciones municipales apuntan a que el 79% de todos los alcaldes electos se encontrará con concejos municipales en los cuales no tendrá mayoría. Solo 18 de las 84 municipalidades van a contar con la mitad más uno de los regidores que sean del mismo partido que el alcalde.
Claro está, estos datos podrían cambiar cuando se termine el conteo manual, pero la tendencia es hacia la consolidación de dicha posibilidad.
Y tampoco se sabe todavía sobre las rupturas que puedan presentarse en el camino, lo que difuminaría aún más el poder en los gobiernos locales y provocaría una mayor dispersión. Diversos expertos apuntan a que este fenómeno no es sorpresivo. La dispersión es tan grande que hay concejos municipales cuya fracción más grande no tiene más que dos regidores.
“Esto refleja lo que se ha visto en elecciones nacionales, que es una combinación de factores. Por un lado, vemos un desprestigio de los partidos políticos, que siguen siendo de las instituciones más desprestigiadas por la ciudadanía, esto sumado al surgimiento de partidos locales, sumado al transfuguismo político”, señala Roberto Herrera, profesor de Filosofía Social y Política de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El docente universitario apunta a que los políticos que cambian de partido, como pasa con el alcalde electo de Pococí, que ha defendido diferentes banderas, y las divisiones que trascienden a la opinión pública, como el caso que se vivió en Alajuela, donde había dos facciones del Partido Liberación Nacional (una de Roberto Thompson y otra de Humberto Soto) o las fricciones del Frente Amplio en Montes de Oca, también fortalecen dicha dispersión del poder.
Herrera subraya que, a pesar del desgaste en los partidos tradicionales, organizaciones más recientes como el Partido Liberal Progresista o el Frente Amplio no terminan de sembrar arraigo en las comunidades.
Finalmente, otro factor que contribuye a la dispersión es el surgimiento de fenómenos locales que construyeron organizaciones para estas elecciones.
CANTONES CON MAYORÍA
Los cantones donde el alcalde tendrá mayoría se ubican en las siete provincias. San José es la que mayor cantidad tiene con cuatro. Estas son las alcaldías ganadas por el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) de Tarrazú y Dota, además de la de Puriscal, obtenida por el Partido Liberación Nacional (PLN) y la de León Cortés, conseguida por el Frente Amplio.
En Alajuela hay tres municipios donde su alcalde empezará con mayoría simple. Estos son Poás, Upala y Río Cuarto. Dos de ellos fueron ganados por el PUSC (Poás y Upala), mientras que Río Cuarto por el PLN.
Otras dos provincias con tres municipios con mayoría para el alcalde son Heredia y Guanacaste. En el caso de Heredia, los cantones de Barva (PUSC), San Pablo (PUSC) y Sarapiquí (PLN).
Por su parte, en Guanacaste hay tres cantones en esa condición, Nicoya con el partido cantonal La Gran Nicoya, así como Nandayure (PUSC) y La Cruz (Nueva Generación).
En Puntarenas y Limón hubo dos munis en la situación ya descrita. En el caso del puerto del Pacífico, fueron: Coto Brus y Monteverde, ambas conseguidas por el PUSC y en Limón, Matina, obtenida por el PUSC y Guácimo, en que resultó victorioso el partido Justicia Social Costarricense. Finalmente, en Cartago solo en el cantón de Oreamuno, conseguido por Unidos Podemos, su alcalde contará con más regidores de su propio partido.
CANTONES SIN MAYORÍA
Pero 66 líderes de las municipalidades no tendrán mayoría entre los regidores de sus respectivos concejos. Entre ellos destaca un caso muy interesante, el de Zarcero. En dicho cantón un partido es mayoritario en el concejo municipal, se trata de Somos, que tendrá tres de los cinco regidores que constituyen el espacio, mientras que Liberación Nacional se dejó los otros dos.
Lo curioso de esto es que el PLN obtuvo la alcaldía y a pesar de esto no fue el partido más votado para regidores. Esto se explica porque la otra agrupación no presentó candidatura para alcalde.
De esos cantones, hay seis en los cuales el ganador deberá conseguir el apoyo de al menos tres regidores para alcanzar la mayoría, esos son San José, Desamparados, Goicoechea, Alajuela, Santa Cruz y Puntarenas.
Por otro lado, 15 alcaldes necesitarán al menos dos regidores más y otros 45 más requerirán un regidor adicional a los que tienen en su partido para poder facilitarse el llevar a cabo sus proyectos.
CAMINO ÚNICO A LA GOBERNABILIDAD
Así las cosas, si los alcaldes desean que sus programas de gobierno tengan algún grado de ejecución, deberán dedicarse a construir alianzas entre distintas fracciones.
“El hecho de que casi el 80% de los concejos municipales no tenga mayoría va a provocar la necesidad de que haya negociaciones entre diversos partidos, inclusive entre aquellos que no sean ideológicamente afines”, advierte Fabio Masís, analista en políticas públicas.
Masís recomienda que estas alianzas se realicen de manera franca entre los diversos grupos pero que se torna vital no jugar a espaldas de las bases, porque podría ser peor el remedio que la enfermedad.
Los alcaldes también deben ser muy receptivos para generar esa gobernabilidad que buscan. Estos son los más beneficiados o perjudicados del éxito o fracaso de esas negociaciones.
La recomendación del analista en políticas públicas consiste en tomar el camino del diálogo, pues solo así se puede destrabar las dispersiones en las cuales se está entrando en la amplia mayoría de municipios, eso va a exigir una capacidad política entre el alcalde, el que quede como presidente municipal y los líderes de cada fracción.
La situación de dispersión parece un espejo de lo que se ha visto en la política nacional, principalmente cuando se observa la Asamblea Legislativa, pues desde el periodo de 1990 a 1994 el partido de gobierno no tiene al menos 29 diputados, o sea mayoría simple.
A todo esto, cabe sumar que es normal que las fracciones se dividan en el transcurso del periodo, lo cual podría complicar todavía más la situación de los municipios.
CONCEJOS CON MUCHAS FRACCIONES
No todos los concejos tienen la misma cantidad de integrantes, estos pueden variar entre cinco y 11 miembros, lo cual depende de la cantidad de distritos en que se divida el cantón.
A pesar de ello, algunos concejos contarán con un fraccionamiento enorme. Los casos más pronunciados de esto se presentan en Desamparados y Alajuela.
Estos cantones que tienen 11 regidores contarán con ocho fracciones diferentes. En ambos casos, el PLN obtuvo tres, el PUSC dos y seis fracciones diferentes uno.
San José es el tercer cantón que tiene 11 regidores, en su Concejo a partir del 1 de mayo de 2024 habrá siete fracciones, de las cuales Juntos por San José del alcalde Diego Miranda y el PLN destacan como mayoritarias con tres cada una, el resto son de una sola persona. En el caso de La Unión en Cartago, tiene nueve y siete fracciones diferentes, de modo que la del PLN, con tres integrantes, es la única con más de un miembro.
Siguiendo con el mismo fenómeno, en Escazú y Tibás cuentan con siete regidores y habrá seis fracciones diferentes, Santa Ana igualmente tendrá seis fracciones, pero con nueve representantes. Otros cinco municipios tendrán cinco fracciones, hay 25 más con cuatro agrupaciones políticas, 29 con tres y 18 con dos fracciones.
PLN CON PROBLEMAS EN OCCIDENTE DE ALAJUELA
Liberación Nacional fue la única agrupación política del país que participó en las papeletas de los 84 cantones.
En cuatro de estos, no consiguió ningún regidor y quedó fuera de toda representación cantonal.
Dos de esos cuatro cantones se ubican en occidente de Alajuela y son Sarchí, cuyos partidos con representación serán Alianza por Sarchí (2), PUSC (2) y Somos (1), y también está el caso de Palmares, donde también otro partido cantonal se quedó con la alcaldía.
El caso palmareño resultó atípico, pues los representantes del bipartidismo tradicional se quedaron completamente por fuera de los espacios políticos, ya que además de Palmares Primero, con dos regidores, el Concejo lo integrarán el Partido Liberal Progresista (2) y Unidos Podemos (1).
Los otros dos cantones donde el PLN no tendrá representación son Barva, en Heredia, y Nandayure, en Guanacaste.