Cada vez son más las personas que se quejan del exceso de calor, pero pocos se detienen a pensar que esto no es un asunto pasajero. El cambio climático es una realidad y no podemos cerrar los ojos frente a su impacto, especialmente sobre la población y la economía. Se trata de cambios a largo plazo de las temperaturas y los patrones climáticos.
Actualmente, cuando se avecinan fenómenos como El Niño y La Niña, las autoridades corren a dar consejos a la población, pero más allá de eso sería interesante ver qué plan se tiene previsto.
Resultaría vital que, para el desarrollo de productos y servicios, se tome en cuenta este tipo de aspectos. Este es el caso de las pólizas de seguros, dado el impacto entre el agro.
Es conocido que menos de un 5% de la producción de muchos cultivos está asegurada, entre ellos el arroz, uno de los principales productos que por lo general no debe faltar en la mesa de los costarricenses.
Consideramos que todas estas políticas deben tener un eje central, donde en definitiva el clima no puede quedar de lado, porque las necesidades se van dando conforme varían las condiciones.
Los desarrollos habitacionales y comerciales también deberían incorporar estos factores e ir de la mano con planes reguladores que ayuden a prevenir futuros desastres, especialmente con la llegada de la época lluviosa.
Es un hecho que las condiciones climáticas se vuelven referentes de cara a las posibles inversiones que se tengan previstas en el país, tanto a nivel público como privado.
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) señala que todo esto también debe ir acompañado de un cambio en la matriz energética, de modo que haya una mayor diversificación.
No cabe duda que en el campo de los racionamientos de agua es indispensable tener programas que nos ayuden a sacar mayor provecho de una copiosa época lluviosa y al mismo tiempo darle uso una vez que llegue la época de sequía.
Parte de lo que estamos viendo hoy en día responde justamente a la falta de planificación y de empate entre los factores climáticos, proyecciones y políticas públicas.
Debemos hacer un acercamiento entre academia, municipalidad, sector productivo, inmobiliario, e institucional para convertirnos en un ejemplo para la región en materia de prevención.
Hasta ahora hemos visto que somos reactivos en cuanto a muchos eventos cuando en realidad no hacemos el trabajo de prevención, para evitar que las cosas se salgan de control.
Estamos a tiempo de conformar equipos multidisciplinarios que tengan una visión amplia y nos permitan, en la medida de lo posible, vivir de la manera más armoniosa y afrontar estos cambios de clima.