A muchos que manejan en este país les ha pasado que circulan por las carreteras con dos grandes temores: uno, que desde los matorrales que se desbordan en muchos lugares salga alguien con malas intenciones, como querer despojarlos de las pertenencias que tanto les han costado.
Y el segundo temor es que, como no se ve nada producto de ese montón de monte, los conductores deben de ir sacando la trompa del carro, con el problema de que, al haber problemas con la visibilidad, en cualquier momento se pueda dar un accidente en el que se pierda alguna vida, además de los daños materiales.
Esto no es algo que venga ocurriendo ahorita, se trata de un cuento de nunca acabar. El primer momento en el que se detectó fue tras reventar el escándalo de Cochinilla, durante el cual las calles se tornaron intransitables porque era un peligro manejar, ya que se perdía toda la visibilidad.
En su momento, la justificación que se dio fue que se les había cancelado los contratos a las dos empresas cuestionadas, sin embargo, resulta preocupante que dos años después se persista en el mismo problema, ¿cómo puede ser posible que ni el Ministerio de Obras Públicas y Transportes ni el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) hayan hecho nada para remediar la situación?
La decisión de cancelarles los contratos se dio en julio, pero resulta que los acuerdos para conservación vial habían vencido en febrero, entonces no había excusa ni se denotaba una línea de tiempo coherente con el discurso que estaban pregonando, porque desde hacía mucho no estaban cumpliendo con lo que les tocaba.
En aquel momento, y quizá presionados por las publicaciones y notas de los diferentes medios de comunicación y la población en general, se “medio arregló” el problema, sin embargo, en la actualidad otra vez se está presentando.
Diversas instituciones y figuras importantes del país dieron la voz de alerta, porque con la seguridad de la población no se juegan, entonces, ante la inacción del Conavi les tocó a otros hacerles el trabajo, porque lo primero es la seguridad y la integridad de los ciudadanos.
Por eso cuadrillas de la Municipalidad de San José tuvieron que ser sacadas de sus labores y trasladadas hasta Circunvalación, a ver si de una vez por todas eliminaban el zacatal que tenía a todo mundo en ascuas.
Una de las consignas primordiales de las instituciones del Estado consiste en ser eficientes. Sin embargo, a veces pareciera que a los funcionarios se les pagara para no hacer nada y esperar a que llegue la hora de salida. Resulta primordial que se dé la medición de resultados del trabajo de los funcionarios, porque cómo es posible que las cosas no se hagan y ya.
El problema de todo, lo que hay de por medio son fondos públicos, los cuales no están siendo administrados de la mejor manera puesto que no se está cumpliendo con las obligaciones.
Las instituciones deben cumplir con los roles que les tocan, porque si no para qué existen, más cuando de los objetivos alcanzados depende la seguridad ciudadana. La cosa no es por molestar, pero cuántas personas habrán sido víctimas de los famosos quiebraventanas. No es justo que muchos vengan del trabajo y deban lidiar con personas a las que les gustan las cosas fáciles. Además, ponen a la gente en problemas porque si les roban los bolsos por lo general ahí van los documentos personales y hasta algunos para hacer trámites importantes como citas médicas.
Es relevante en este momento, para que el país camine, que nos dejemos de habladas y pasemos a las acciones, porque es muy bonito ofrecer y decir, pero al final nada se ejecuta.