Alajuela.- Usted de fijo lo relaciona con su buen dominio del esférico y servir pases letales a los hombres del ataque, pero fuera de la cancha todo su mundo gira alrededor de Dios. Muchas veces dejamos pasar estas cosas, pero no está de más poner de ejemplo a un jugador que cada vez que puede alaba al Creador y señala que es Él quien lo lleva de la mano.
DIARIO EXTRA le preguntó a Juan Camilo Aguirre, nuevo refuerzo rojinegro, qué hace cuando no está pensando en fútbol y respondió: “Yo soy muy familiar, el tiempo libre la paso con mis hijos. Soy cristiano, los sábados, los domingos y cuando puedo, en la semana, me congrego, busco la presencia del Señor. Es compartir con ellos en la casa, ver una película, salir”.
También le consultamos si había hablado con el “Machillo” Ramírez y contestó que no, además de opinar sobre si es el 10 que la Liga tanto necesita.
“Esto es un conjunto, el protagonista es el equipo. Mis compañeros son los que le han dado nombre a la Liga y han ganado títulos. Yo vengo a aportar mi granito de arena para lograr el objetivo grupal. Es trabajar y darlo todo, primero para la honra y gloria de Dios. Siempre lo he dicho y lo seguiré diciendo. A Él me debo y es quien me tiene aquí. Es gracias a su misericordia. Lo daré todo por los compañeros de la institución y la afición”, indicó al repasar que su ligamen es por tres torneos cortos.
Recordó cómo desde su llegada al país ya pensaba jugar, en algún momento, para “El Rey”. “Para nadie es un secreto de que uno como futbolista y ser humano pretende mejorar cada vez. Llegar a un equipo como la Liga, grande y tradicional es un sueño no solamente para un nacional, sino que para un extranjero. Se dio desde que empecé a conocer el fútbol tico”.
Aspira a salir campeón con la Liga y pese a que en algún momento criticó al silbatero Jeffry Solís, de quien dijo que lo había amenazado en la cancha, si lo ve lo saludaría. “En el momento en que me toque ver a Jeffry lo saludo pues somos seres humanos y a veces nos equivocamos. Se pudo equivocar él o yo”.
Lleva en su cuerpo tres tatuajes, en honor a su esposa Mónica Cárdenas y a sus dos hijos, Mateo y Juan José de 13 y 10 años. Dice que se los hizo antes de entregarle su vida a Cristo.