Además de que deben pasar siete días incomunicados en el Centro de Atención Institucional (CAI) Vilma Curling, ubicado en Desamparados, los oficiales de la Policía Penitenciaria sufren una serie de complicaciones relacionadas con el recinto.
Según narraron a DIARIO EXTRA los afectados, sienten que están “viviendo hacinados en plena pandemia” y consideran contradictorio que les pidan distanciamiento en formaciones en el comedor cuando en los dormitorios deben compartir un pequeño espacio hasta cinco personas al mismo tiempo, incluso el campo es tan reducido que cuando deben alistarse para recibir los puestos pegan unos con otros.
Pero como si esto no fuera suficiente, aseguran que el jefe de Seguridad de apellido Morales los hostiga con acciones y palabras.
Indican que Morales “pretende que en un locker asignado a cada policía guardemos uniformes, alimentos, artículos de aseo personal y limpieza, y hasta el balde donde lavamos en ese pequeño espacio. Nos dice que parecemos privados de libertad sin comprender que todos tenemos diferentes condiciones y que no tenemos el espacio adecuado para mantener la ropa sucia mientras tenemos el chance para poder lavarla”.
Añadieron que el jefe de Seguridad “no tiene forma para dirigirse al personal, es prepotente, altanero, le gusta alzarnos la voz y amedrentar, no respeta el tiempo de descanso”.
Los funcionarios que acudieron a El Periódico de Más Venta en Costa Rica expresaron que Morales llega en reiteradas ocasiones a los dormitorios para realizar recorridos incluso cuando las oficiales ya están en pijama, esto aparentemente lo haría sin consultar si puede ingresar, lo cual el personal considera como hostigamiento.
En temas laborales aseguran que Morales les ha restringido el paso por ciertas áreas por las que transitaban para recibir algunos fortines, esto hace que deban dar más vueltas y alarga el recorrido. “Desconfía de la policía aún habiendo cámaras de vigilancia”, aducen.
“Ha quitado el único lugar que la policía tenía para prepararse un café o para calentar la comida después de llegar tarde, cerrando con portones y candados sin adecuarnos otro espacio para poder realizar dichas acciones, ya que la cocina no está disponible a cualquier hora, en muchas ocasiones toca llegar de una comisión y comer frío porque el señor sin consultar solo decidió quitar un espacio de importancia para la policía”, destacó un funcionario.
JEFE ROMPE CANDADOS
La molestia de los colaboradores contra Morales se incrementó hace algunos días cuando el jefe abrió unos cajones de madera donde varias oficiales tenían guardados sus artículos de limpieza. En apariencia, el jerarca de Seguridad rompió los candados para abrir los estantes.
Otro aspecto que tiene molestos a los uniformados es que les quitaron los tendederos que tenían bajo techo, lo cual les causa preocupación en especial por no saber qué harán cuando empiece la época lluviosa.
Los oficiales han tenido que utilizar como tendedero el espacio dedicado a la zona de recreación que usan otros de ellos para hacer ejercicio incomodándoles en la actividad física.
“La policía ha perdido autoridad ya que el jefe de Seguridad es condescendiente con las privadas de libertad, a ellas sí les habla con respeto y tacto, les complace hasta el más mínimo capricho, el señor Morales ha llegado a quitar las más esenciales necesidades para que la policía trabaje de la forma más cómoda y tranquila”, mencionó. Los funcionarios concuerdan en que su labor es estresante, pero aseguran que Morales les genera más estrés y tensión en el ambiente laboral, pero señalan que muchos callan por miedo a represalias.
DIARIO EXTRA consultó en el Ministerio de Justicia sobre esta situación, pero al cierre de edición no obtuvimos respuesta.