Una casa, negocio, carro o cualquier lugar que se muestre limpio puede esconder una historia de sangre, terror y muerte que muchas veces pasa inadvertida ante cualquier agente de Homicidios del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Sin embargo la poderosa sustancia química llamada luminol, un derivado del ácido ftálico, es la responsable de echarse al pico hasta al asesino más astuto y ayuda a armar el paso a paso de los homicidios.
El luminol es, de acuerdo con los agentes judiciales, el arma más poderosa para llegar a vincular a un sospechoso con el hecho de muerte.
HERRAMIENTA POTENTE
Es tan potente que por más que se lave o pinten las paredes, puertas, pisos, cielo rasos, alfombras, mesas o colchones, con esta sustancia la policía judicial procura el levantamiento de muestras de sangre para enviar a los laboratorios y determinar los marcadores genéticos.
De acuerdo con los resultados, el investigador podrá interpretar el escenario del crimen, a la vez que puede reconstruir lo que pasó antes, durante y después del hecho, lo que permitirá en la mayoría de los casos esclarecer la verdad y detener al autor del delito.
“El químico es tan potente que el sitio en investigación lo pudieron haber limpiado desde hace siete años que siempre va a revelar si hubo presencia de ADN. Este químico queda excluido de aplicación en lugares al aire libre, ropa o herramientas metálicas”, explicó el microbiólogo José López.
OIJ LO UTILIZA DESDE 1997
Corría 1997 cuando un agente escuchó a su esposa hablar de un programa de televisión estadounidense donde resolvían asesinatos que parecían imposibles.
Este judicial, cuya identidad nos reservamos por orden jerárquica y destacado actualmente en la sección de Investigación de Turno Extraordinario del OIJ, comentó a DIARIO EXTRA cuando propuso traer esta sustancia al país.
En ese entonces Jorge Rojas, exdirector del OIJ, era el jefe del judicial. “Recuerdo que mi esposa veía la TV cuando me llamó sorprendida sobre el químico que utilizaban en Estados Unidos para resolver asesinatos.
Les comenté a mis jefes y acordamos viajar a ese país para aprender técnicas y traerlas a suelo nacional. En ese entonces conformamos un grupo de agentes donde había desde psicólogos hasta forenses. Así fue como le llegamos hasta el principio de una escena”, detalló el agente.
Agregó que el luminol no se utiliza en todas las escenas del crimen. “Primero se realiza una inspección ocular previa donde no se encontraron manchas de sangre, no obstante existe la sospecha de que ha ocurrido un hecho de sangre y la escena ha sido alterada por lavado, aplicación de pintura u otras sustancias con la intención de desaparecer rastros de ella”, explicó.
ES CANCERÍGENO
El luminol es una sustancia clasificada como cancerígena, por eso los agentes no deben permanecer a menos de 15 metros sin el equipo de seguridad especial para evitar que aspiren el reactivo. Esta medida se mantiene hasta una hora después de analizado el lugar.
La sustancia tiene una estabilidad de ocho horas, por lo que generalmente se prepara en la escena, aseguró López.
El reactivo es preparado en el sitio que se analizará mediante una botella con atomizador, para observar la reacción se requiere oscuridad total, pues si hay permanencia de rastro de sangre toma un color fosforescente.
Generalmente la sangre produce manchas luminosas en tonos azulados, brillantes; están bien delineadas y con duración de luminosidad de más de 10 segundos.
López afirmó que trabajan de la mano con la sección de Fotografía Forense, que se encarga del registro fotográfico de las superficies analizadas. Una vez levantada una muestra positiva de sangre se traslada al Departamento de Ciencias Forenses para la determinación de un posible perfil genético.
Uno de los casos más sonados en que se utilizó el luminol en nuestro país fue en junio de 1998 en Pueblo Nuevo de Sabalito, Coto Brus, donde un hombre asesinó y lanzó a su esposa amarrada a un saco de piedras y con tres meses de embarazo a un pozo de 25 metros de profundidad.
Inmediatamente los agentes judiciales realizaron una inspección en la vivienda de la pareja, el luminol determinó que el hombre mató la mujer en su casa, la trasladó hasta su vehículo, la echó en la cajuela y la lanzó al pozo, ubicado a 3 kilómetros de la casa.
La prueba permitió encontrar una bala con masa encefálica en el momento de reactivar una pared que dio una luminiscencia muy fuerte por el metal. Con ello se determinó que le dispararon en la cabeza.
El sujeto fue condenado a 35 años de prisión por el delito de homicidio calificado en el Tribunal de Juicio de Corredores.