Con toda justicia la Asamblea Legislativa, el 11 de abril de este año, por iniciativa de la diputada Dinorah Barquero y con el voto favorable de 43 diputados de 5 fracciones, otorgó al expresidente Luis Alberto Monge el máximo reconocimiento que la patria da a sus más distinguidos hijos.
Me llena de alegría esa decisión. Alegría por lo muy merecido que es ese benemeritazgo. Alegría porque enaltece a nuestro país que se tome esa decisión en un Congreso donde los representantes de su partido no son mayoría, y en medio de un ambiente de muy dura confrontación política. Alegría por el ejemplo que ese reconocimiento resalta, ejemplo que a todos nos debe iluminar y motivar. Alegría por el afecto y la admiración que con intensidad siento por don Luis Alberto.
Por estar fuera del país lamento no haber podido asistir a la develación de su imagen en el salón de Beneméritos y Beneméritas de la Patria.
Por eso, a la vez que expreso mi gratitud a las señoras y señores diputados por esta acción, reproduzco parte de los comentarios que publiqué el 5 de diciembre de 2016 expresando a su familia mi pena por su muerte y mi admiración por su vida.
“Profundo dolor me produce la muerte de don Luis Alberto Monge. Gran costarricense que supo dirigir la patria en momentos muy difíciles, unir al país para ser exitosos y cambiar los paradigmas de su partido para modernizarlo.Hablé con él la última vez hará unos 15 días. Me comentó sobre su enfermedad. También, con su habitual lucidez, estaba interesado en temas nacionales y extranjeros. Me manifestó su permanente empeño en promover la democracia y hablamos sobre Venezuela, ambos preocupados por la ausencia de una salida electoral.
Quiero compartir con mis amables lectores algunas de las razones para tener por don Luis Alberto no solo mucho afecto por su manera de ser, sino también gran admiración por su valiente capacidad.
Llegó el Presidente Monge Álvarez al gobierno en medio de la gran crisis de los años ochenta, cuando Costa Rica -por el modelo de desarrollo proteccionista y los excesos fiscales- fue el primer país de Latinoamérica en incumplir con el pago de su deuda externa. Esa fue, tal vez, la más grave situación económica del siglo XX. Se duplicó el desempleo, la inflación llegó cerca de 100%, la pobreza pasó de 20% a casi la mitad de la población, los hogares tenían grandes dificultades para conseguir su alimentación.
Para poder enfrentar esa terrible situación don Luis Alberto realizó tres acciones, a cuál más difícil y necesaria.
PRIMERO. – Tuvo la fortaleza y la sabiduría de reconocer la necesidad de cambiar el paradigma de desarrollo prevaleciente en su Partido Liberación Nacional. Lo pudo hacer don Luis Alberto porque ante la crisis que se vivía, supo anteponer la realidad y las necesidades de las familias a la ideología y las prácticas de la socialdemocracia de entonces. Lo hizo no obstante haber sido él fundador e ideólogo del PLN, y director de su centro de formación. Para actuar de esta manera se requiere gran integridad y compromiso con las personas y sus necesidades. De esta manera encaminó el país hacia la apertura y el modelo promotor de exportaciones y de inversión extranjera.
SEGUNDO. – También tuvo don Luis Alberto el valor de buscar un claro entendimiento con la oposición dirigida por Rafael Angel Calderón como líder del PUSC y con Rolando Laclé en la Asamblea Legislativa, para lograr aprobación legislativa a los cambios requeridos, y a muchos de los cuales los diputados de su propio partido le negaban el voto. Para ello no tuvo dificultad en dar su apoyo a la reforma política que le permitió a la oposición constituirse formalmente como partido conservando los derechos de la coalición que lo había precedido. Creía de verdad que la democracia requería partidos fuertes y alternancia en el gobierno. Recuerdo reuniones en su casa para acordar las medidas económicas que se requerían y eran difíciles de aceptar para el partido que había promovido el modelo de sustitución de importaciones y el estado interventor y empresario.
TERCERO. – Si lo anterior fuera poco, tuvo además la sabiduría de poder navegar en medio del cruento conflicto de la guerra fría en América Central, sin permitir que fuésemos arrastrados a la guerra, y logrando a pesar de ello, obtener del gobierno del Presidente Ronald Regan y de los organismos internacionales muy cuantiosos recursos financieros externos, necesarios para estabilizar la economía nacional.
Su personalidad llana y afable le permitió ganarse amigos y el cariño de partidarios y opositores, y su valentía y logros le generaron el respeto de muchísimos costarricenses. En cariño y respeto para don Luis Alberto me coloco en primera línea.
¡Qué valiosas enseñanzas nos deja don Luis Alberto!”.