Geinner Barrantes A.
Grupo Hades C.R.
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Las experiencias cercanas a la muerte (ECM), caracterizadas por percepciones como túneles de luz, una sensación de paz o encuentros con seres queridos fallecidos, fueron durante siglos consideradas fenómenos paranormales o señales de una conexión con el más allá. Sin embargo, la ciencia ha comenzado a ofrecer explicaciones racionales basadas en la fisiología y la neurociencia. En situaciones críticas, el cerebro sufre una serie de cambios extremos que podrían explicar estos fenómenos. Estudios han demostrado que, durante los momentos previos a la muerte clínica, el cerebro experimenta una intensa actividad neuronal, lo que genera percepciones vívidas que parecen trascendentales.
Un experimento realizado en 2013 por investigadores de la Universidad de Michigan con animales en paro cardíaco reveló un aumento súbito en la actividad cerebral poco antes de la muerte, sugiriendo un estado de hiperconsciencia transitorio. En humanos, esta descarga neuronal, combinada con la falta de oxígeno (hipoxia), puede generar alucinaciones visuales, sensaciones extracorpóreas y visiones de luces brillantes. Además, la liberación de neurotransmisores como serotonina y endorfinas en respuesta al estrés extremo puede explicar las emociones de bienestar y euforia que frecuentemente se asocian con las ECM. Las visiones de túneles o seres queridos podrían ser una construcción del cerebro que intenta dar sentido a estímulos internos anómalos en ausencia de información sensorial externa.
Los factores psicológicos y culturales también desempeñan un papel importante en la interpretación de estas experiencias. La mente humana, en su búsqueda de significado, tiende a crear narrativas basadas en las creencias y expectativas previas del individuo. Por ejemplo, personas con antecedentes religiosos pueden interpretar estas experiencias como encuentros con figuras divinas o pruebas de vida después de la muerte, mientras que otras pueden verlas como episodios psicológicos.
A pesar de las explicaciones científicas, las ECM no dejan de ser un recordatorio de lo poco que sabemos sobre los límites de la conciencia humana y lo que ocurre después de la muerte. Si bien la ciencia proporciona herramientas para entender los procesos que ocurren en el cerebro durante momentos críticos, el misterio de lo que sucede permanece intacto.