Cuando los candidatos están en campaña, escogen a dos personas para que los acompañen a gobernar. Se supone que al hacer su elección piensan en gente inteligente, que los complemente y atienda los deberes de mandatario en caso de que este no se encuentre disponible.
Además, muchos piensan en buscar aliados que les permitan acercarse a los diferentes sectores, que les colaboren en los procesos de diálogo y en muchos casos les asignan como recargo algún ministerio desde donde ayudan a gobernar.
Estos, al igual que los presidentes, son elegidos por medio del voto popular como equipo para que, entre los tres, puedan sacar el país adelante. Sin embargo, a veces a estas personas les queda el puesto muy grande y no cumplen a cabalidad con sus funciones.
Precisamente eso está ocurriendo con los vicepresidentes que escogió el mandatario Carlos Alvarado, pues Epsy Campbell y Marvin Rodríguez han pasado con mucha pena y poca gloria por el cargo.
En el caso de Campbell, además de ocupar una vicepresidencia le asignaron ser la cabeza de la Cancillería. No obstante, su paso por dicho puesto le trajo solo cuestionamientos pues al parecer llegó pensando que el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto era una pulpería donde podía llegar a repartir cosas.
Precisamente por esa actitud están pidiendo que se le sancione, debido a los nombramientos que realizó estando en este ministerio, pues no cabe duda que impuso personas que no tenían ni la menor idea de lo que debían hacer o no cumplían con todos los requisitos, pasando por encima de muchos funcionarios que se habían preparado para asumir dichos cargos.
Además, se le cuestionaron muchas veces los viajes que realizó y los gastos que se hicieron. De hecho, en uno de los desplazamientos al exterior hasta salió a relucir que había ido con su esposo.
En el caso del vicepresidente Marvin Rodríguez, el sector sindicalista y el cooperativo pensaron iban a tener un aliado para negociar, pero siendo realistas desde que llegó a Casa Presidencial parece que el hombre desapareció y su presunta función de ser puente de comunicación quedó solo en una frase banal y vacía.
Cuando los diversos sectores se han manifestado, no se le ha visto ese liderazgo que debe tener un vicepresidente para atender los problemas, escuchar a las personas y lograr resolver, o por lo menos plantear, alternativas que permitan solucionar los conflictos.
En el caso de Rodríguez, ha estado a cargo de temas como economía social solidaria y es coordinador político de la región Caribe. A poco menos de 10 meses para que se termine el gobierno, nos preguntamos qué esta haciendo este señor en esos temas, porque hasta donde hemos visto no hay nada concreto.
Campbell, por su parte, presuntamente se ha encargado más del tema de derechos humanos relacionados con la población afrocostarricense y asuntos de la Zona Norte. En su caso también tenemos dudas con respecto a los logros obtenidos, en especial en cuanto a temas de la población a la que ella representa.
Basta ver las agendas que tienen estos dos personajes para darse cuenta de que no es mayor cosa lo que están haciendo, pues cada vez que anuncian algo son pichuleos que no les resuelven la vida a muchos.
Una cosa es tener la agenda cargada de actividades y otra muy diferente que todas estas reuniones y visitas conlleven resultados positivos, porque hasta donde sabemos el salario que se les paga no es para andar paseando ni conociendo todos los rincones del país, sino, como diría su jefe, para “trabajar, trabajar, trabajar”…
Ah, y también aparecen para andar tomándose fotitos aquí y allá, como parte de la eterna campaña política en la que vive el oficialismo, porque ya hemos visto que muchas veces inauguran proyectos, firman documentos y salen abrazando gente solo por quedar como los grandes, pero a la hora de llegada la idea era solo tener una gráfica para la nota periodística.
Ojalá los vicepresidentes que vengan para la próxima Administración hagan mejor tarea que la que están realizando los de este Gobierno y los del anterior, a quienes ni vergüenza les dio pasar como personajes anónimos, casi desconocidos del pueblo por estos puestos.
Además, esperamos que los aspirantes sean serios en sus propuestas y tengan mejor ojo para escoger como compañeros de fórmula presidencial a personas que ayuden a construir, no que solo lleguen a calentar una silla y se lleven un sueldo, porque de esos ya estamos muy cansados los ticos.