Muchos se quejan de la existencia de los famosos gavilanes, sin embargo, si nos ponemos a pensar en frío definitivamente nosotros los ticos tenemos toda la culpa.
Si nos ponemos a ver de dónde vienen estos personajes, nacen de que a muchos de nosotros no nos gusta hacer fila para ir a pedir una cita al Ebais, preferimos conseguir licencias y hasta títulos sin esforzarnos.
Precisamente, es culpa nuestra el origen de estos personajes que cobran literalmente lo que les da la gana para hacer trámites por nosotros muchas veces de manera ilegal.
Si somos realistas, no existieran si no les pagan, si a quienes les ofrecen el servicio los denuncian; entonces posiblemente se habrían enterado que no hay nicho para hacer las cosas de manera ilegal.
Es inconcebible pensar en que alguien llegue a pagar ¢400 mil por una licencia, pero, aunque parezca increíble, sí existe un combo que incluye los exámenes teórico y práctico de manejo.
Sale mucho más barato pagar una academia que nos enseñe a manejar, cancelar los dos exámenes y hasta el alquiler de un carro que desembolsar ese monto exorbitante, que además de todo pone en nuestras manos un documento que no es válido y en caso de ser agarrados por las autoridades podría salir más caro el caldo que los huevos.
Quizá entre las cuestiones que más preocupan es cómo gente que trabaja dentro de esas instituciones se presta para estos negocios ilegales, porque si bien es cierto hay algunos afuera que tratan de capturar a sus víctimas, en el interior del lugar hay personas que ayudan a seguir el trámite.
Las autoridades realmente están alarmadas por el aumento de estos individuos que cobran por hacer los trámites y con el objetivo de eliminarlos constantemente hacen operativos.
Lo peor de todo es que esto también se presta para las temidas estafas de gente que ofrece servicios que al final no da, muchos se han embarcado pagando montones de plata y al final se han quedado afuera de la institución esperando algo que nunca llegará.
La manera de cazar a sus víctimas es esperándolas afuera del lugar donde se hacen las pruebas de manejo y les dicen que ellos por dinero les pueden cambiar la nota para que al final sí saquen la licencia. Luego de recibir el dinero entran a las instalaciones y ya nadie los vuelve a ver, de hecho apagan el teléfono o bloquean al cliente.
Este tipo de estafa ha sido dada a conocer por el Organismo de Investigación Judicial. El problema es que sigue existiendo gente que cree que de esta manera puede conseguir lo que necesita.
Como ciudadanos no podemos permitir que estas figuras sigan existiendo, en nuestras manos está que todos tengamos las mismas posibilidades de sacar una cita médica, que todos hagamos el mismo esfuerzo para tener licencia u obtener un título porque, aunque muchos no sepan, los gavilanes diversifican sus servicios y están en muchas más áreas de las que suponemos.
Es urgente que las autoridades hagan una revisión profunda de su personal porque dentro de las entidades suceden cosas anómalas que no pueden seguir ocurriendo.
Es injusto que reciban un salario pagado por todos nosotros y además se presten para actos de corrupción.