Río de Janeiro, (EFE).- Los negros y mulatos, que suponen cerca de la mitad de la población de Brasil, son víctimas del 71,4 % de los asesinatos en el país, mientras que los homicidios de blancos han descendido paulatinamente hasta el 28,2 %, según un estudio divulgado hoy.
El total de homicidios aumentó de 45.997 en 2002 a 49.309 en 2011, según los datos del \”Mapa de la Violencia\” elaborado por el investigador Julio Jacobo Waiselfisz, del Centro Brasileño de Estudios Latinoamericanos (CEBELA).
No obstante, su peso está muy diferenciado por raza, ya que en 2002 murieron asesinados 26.952 negros y mulatos, una cifra que subió a 35.207 en 2011, mientras que las muertes de los blancos bajaron de 18.867 a 13.895 en el mismo periodo.
En la población juvenil las tendencias son similares y los negros sufren el 76,9 % de los homicidios, mientras que los blancos, en tendencia descendente, padecen el 22,8 %.
El estudio también compara los índices de mortandad de Brasil con los de otros 94 países, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Brasil se sitúa como el séptimo país más violento, con una tasa de 27,4 homicidios por cada 100.000 habitantes, una proporción que escala a 54,8 homicidios entre los jóvenes (también séptimo).
El país suramericano ha mejorado en esa clasificación debido al \”crecimiento explosivo de la violencia\” en otras naciones, entre ellas El Salvador, Guatemala y Venezuela, según el documento.
El Salvador, con 62,4 asesinatos por 100.000 habitantes (112,3 de jóvenes) es el peor parado en la clasificación general y de jóvenes, seguido de Trinidad y Tobago, segundo en el general (46,1) y tercero en los datos juveniles (82,4).
En las primeras posiciones aparecen otros países latinoamericanos como Venezuela (cuarto juvenil, sexto general), Colombia (quinto juvenil, tercero general), Guatemala (sexto juvenil, quinto general) y México (duodécimo juvenil y undécimo general).
El \”Mapa de la Violencia\” indicó que en el caso de Brasil se mantienen las tendencias de los últimos años, como el crecimiento de los homicidios en ciudades medianas y pequeñas del interior y en regiones que hace una década eran pacíficas, entre ellas los estados nororientales de Alagoas, Paraíba y Bahía, además del estado amazónico de Pará (norte).