La posibilidad de que los proyectos fiscales impacten en el precio final de productos agrícolas que son parte de la canasta básica de los hogares es una de las principales preocupaciones del sector agrícola.
Así lo externaron el presidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria, Juan Rafael Lizano, y el director Martín Calderón, quienes visitaron DIARIO EXTRA, donde conversaron con Sandra Cordero, asistente de dirección, sobre este y otros temas como la polémica Ley de Protección Animal y la priorización del ambiente por encima de la producción.
¿Cómo está el sector agropecuario?
– Es muy poca la importancia que le da la gente al sector agropecuario, piensa que son unos señores ahí que siembran en las montañas y en el campo y nada pasa. La realidad es que todos comemos cuatro o cinco veces al día lo que producimos los agricultores y la economía ronda en el gasto del gobierno, impuestos, el tipo de cambio, pero nadie piensa si vamos a tener qué comer mañana o no. Damos empleo a 250 mil personas y generamos 250 mil indirectos en zonas donde hay mucha pobreza y a gente que no está capacitada para ir a un call center.
¿Se puede importar todo lo que uno consume?
– Todo mundo dice si no se produce importamos. Esa es la teoría de los liberales, pero posiblemente es mucho más caro o que no haya, y ahí vamos a tener problemas. No creemos en una seguridad voluntaria absoluta, pero el país debe tener una base de la producción.
¿Con el tema ambiental ha habido un estira y encoje?
– A los que vivimos de esto y hemos vivido en la parte rural nos preocupa mucho lo que el gobierno está haciendo. Están dando más importancia al ambiente que a la producción, no hay un balance. Este es un gobierno que va hacia el ambiente y no hacia la producción. Eso se las trae, por eso es más difícil sembrar y atraer nuevos agricultores.
¿Qué pasa con el Índice Mensual de la Actividad Agropecuaria?
– El Imagro empezó a caer en mayo del 2014, bajó más o menos hasta diciembre del año pasado y de ahí empezó a repuntar, en octubre o setiembre del año pasado, pero no quiere decir que llegó adonde estaba. Está recuperándose, no creciendo, ahí hay una contradicción. Hay que tomar en cuenta que el primer semestre es más favorable porque los mercados de Estados Unidos y Europa se abren más. El precio sube y hace que el valor de las exportaciones sea mayor, eso pasa normalmente en banano y piña.
¿Están satisfechos con las cifras?
– Deberíamos estar en un 4%. Con el 1,3% que tenemos vamos a llegar adonde estábamos en seis u ocho meses.
¿Hay una desmejora en granos básicos?
– Hay un Imagro básico que es en granos básicos, maíz, frijoles y arroz. Siempre se importaba el 40%, pero este año se revirtió y vamos a traer el 60% y producir el 40%. Hay una variable muy bonita porque los dólares están muy fuertes y para nosotros no. Nos hicimos un 30% más caro, la moneda nos está molestando mucho.
¿Y cómo están las exportaciones?
– En febrero aumentamos en agrícola un 3,6%, pero bajamos en pecuario; es decir, pecuario está cayendo, no sé si sea un fenómeno de que le vendíamos a Nicaragua y ellos lo mandaban a Venezuela.
¿Cuál es la principal queja?
– Lo que más reclamamos es que no podemos competir. Tenemos el valor del diésel más alto de Centroamérica, aquí cuesta un 26% más. La otra desventaja es que somos el país con la planilla más cara, mientras en Nicaragua ganan $144, aquí $474, más cargas sociales, por ejemplo. Eso nos lleva a más de $650, entonces ¿cómo competir en mano de obra? No estamos para perder plata, ni que nadie nos regale plata. Todo esto hace que nos arruguemos y que cada vez nos cueste más decidir hacer más fincas.
¿Y el empleo?
– Este año repuntó un poco, pero sí ha disminuido en tamaño, la desocupación en el campo debe andar en el 13%. Lo justo es tener el mismo ingreso todos aquí y en lo rural. Entonces el salario como lo ven es una tragedia y yo quisiera que mi gente ganara $1.000, pero no puedo competir si aquí estoy pagando eso. En la parte rural los seguros no son como aquí, en Nicaragua hay un 25% o 30% de la gente asegurada, aquí es como un 95%. Costa Rica es una economía dura, hay que dar facilidades para que la gente pueda producir.
¿Hubo un cambio en el tema migratorio?
– El tema migratorio ha sido trágico, pasaron un decreto a junio del año pasado que decía que todos los que estaban en las fincas iban a ser deportados. Hubo compañías que no le contestaron nada. Ahora dicen que es que los cubanos les quitaban el tiempo, pero entonces nadie decide. El Ministro de Seguridad no se mete en ese tema, parece que Migración depende de Presidencia, una cosa extraña. Yo no sé si han visto, he sido dos veces ministro y aquí el presidente habla con los viceministros. A mí un presidente hablaba con los viceministros y me iba para la casa. Diay, ¿para qué estoy aquí entonces? A mí el presidente me habla y yo doy las órdenes.
¿Hay un mayor acceso al financiamiento para los agricultores?
– Seguimos siendo la cenicienta del Sistema Financiero Nacional. Entre el 2001 y el 2002 teníamos el 8% o 10% del crédito nacional, ahora tenemos el 3,16%, o sea que va para abajo. La banca no financia la agricultura porque es riesgosa, entonces no hay crédito.
¿Y Banca para el Desarrollo?
– Eso es una cosa importante en agricultura. Tiene como el 60% de su cartera invertido en agricultura, sustituyendo a bancos, sector cooperativo, asociaciones, y a menos intereses. Hemos logrado convenios con microfinancieras, se ha logrado bastante plata y se han movido casi ¢200 mil millones. Es una cartera importante, los agricultores lo hemos aprovechado porque ni el comercio, ni la industria tienen mucha organización, sobre todo los industriales.
¿Pero por algún tiempo no funcionó como se quería?
– Desde que salió la segunda ley se empezó a mover mucho más, se quitó la obligación de prestar solo a organismos supervisados por Sugef. Ahí hemos logrado una línea de crédito importante.
¿En otros países es igual la situación del agro?
– No hay visión. Vea, por ejemplo en Colombia con la roya llamaron a los agricultores y les dijeron “no me digan las hectáreas dañadas sino las matas” y les dieron $350 mil; tome y vaya a sembrar, sin préstamo ni nada, tome la plata. En Francia un agricultor que siembra papas o trigo, además de si le va bien o mal, siempre recibe una subvención del Estado por ser agricultor porque Francia quiere asegurar sus comidas. Aquí hablar de eso es como la muerte, vaya a Europa y vea las fincas sobreprotegidas, y en Italia creo que era subvencionado el diésel. Aquí cero apoyo, Dios guarde aquí hablar de subvenciones.
Usted mencionaba ahora algunos proyectos de ley. ¿Cuáles son?
– El de maltrato animal es uno. Cuando empezó esto nos preguntaban hasta de qué tamaño era el jinete que iba sobre el caballo, si chiquito o grande. Yo me empecé a burlar porque es ridículo. Esa ley debió ser para animales de compañía, hay señoras que gritan tanto y yo les decía: ¿Tener un dálmata en 3 metros cuadrados no es maltrato o ponerle un vestido a una perrita? Pero nada de eso es penado. Si usted tiene 5.000 pollas en un galerón se comen entre ellas si usted no les corta el pico, si no se lima el colmillón de los cerdos se comen entre ellos, ah pero eso era un pleito. Todo eso quedó bien al final, pero las penas de cárcel persisten y es un desastre.
¿Cómo está lo de las penas?
– Es muy difícil que lleguen a condenar a alguien. Mucho es de interpretación. ¿Quién dice qué es maltratar? ¿Es maltrato ponerle al chiquito una vacuna? Pero los productores van a tener que ir a gastar tiempo y dinero. Estamos tranquilos porque va a ser una ley inoperante y ya hay 10 diputados que van a mandarla a consulta.
¿Qué decía la ley original?
– Hay cosas tan extrañas. Con los toros el pleito no es por qué mata gente sino por qué maltratan al toro; es decir, ¿usted se preocupa por cuántos sacos de cemento tiene que cargar un ser humano? Todo debe tener un balance. Si por ejemplo mataban un perro había que esperar hasta que llegaran el fiscal y el Senasa. Imagínese el tráfico parado… Pobre perrito, pero ya murió. No es lo mismo con los seres humanos, hay que vivir en el campo para saber cómo es la mecánica.
¿Hay alguna otra ley?
– Sí, el impuesto al valor agregado (IVA), donde hay una canasta básica tributaria, donde vamos a tener que cobrar impuestos, es un impuesto a la producción y no al valor agregado, eso es trágico. En este momento el ministro de Hacienda (Helio Fallas) no negocia con nadie ni habla con nadie. ¿Cómo un agricultor va a cobrar el IVA en una feria del agricultor? ¿Qué nos van a pedir facturas timbradas? Igual para el que trajo el producto a la feria no cabe este tipo de formalidades. Vamos a enfrentarnos muy duro, sobre todo en servicios porque no podemos recuperar la plata. Los que exportan para acá deben estar felices porque van a entrar sin pagar ningún IVA.
¿Cómo está el tema de los servicios?
– Los impuestos deben ser dirigidos a las clases que pueden pagar, si usted le pone impuestos a la comida está paseándose en todo el mundo, eso no es justo. Uno paga transporte, lavado y otros servicios, nadie me va a pagar a mí por esos servicios, y ese es un problema que vamos a tener con el gobierno. Helio y yo fuimos ministros de dos gobiernos juntos y es como hablar con una persona desconocida, es muy difícil, pero llegará el momento en que las cosas se tengan que negociar. Si creen que es solo con los diputados están equivocados.
¿Y Luis Felipe Arauz (ministro de Agricultura)?
– ¿De qué es ese ministro? Nada de nada. Es muy inteligente, tiene un doctorado, por muchos años trabajó en la UCR, pero es una persona con una visión muy corta del agro. La gran cosa que hicieron fue un sistema de riego para 40 personas. Usted necesita la política macro agrícola, por ejemplo agroquímicos, nos hizo preguntarnos quién manda en agroquímicos, ¿Agricultura o Minae? Vea con China, cuánto tiempo tiene el TLC y no hemos podido exportar ni un rabo.