El título de este artículo corresponde al libro que publicó hace unos días Bruno Stagno. Este es un libro que nos permite conocer al hombre inteligente y humilde que hay detrás de sus logros y aciertos en los caminos de la política internacional.
Martin Luther King Jr., dijo en el último discurso de su vida: “vienen días difíciles para nosotros. Pero ya no me importa, porque he estado en la cima de la montaña”. Pocos son los cancilleres de Costa Rica que han estado en la cima de la montaña y que, como Bruno, sin más equipaje sobre sus hombros que el amor por su país y por la gran familia humana, logró conquistar, en menos de una década, la cima de la montaña de la diplomacia nacional e internacional.
“Los Caminos menos transitados” nos da a conocer las revolucionarias sendas que, un joven apasionado de lo clásico, ha ido abriendo en la historia nacional y universal. Sus capítulos son hazañas personales. Nada, absolutamente nada de lo que en este libro se narra, hubiera sido posible sin la inteligencia con que Bruno manejó las tareas que se propusiera y las que se le encomendaron. Desde su condena personal a la guerra en Irak, que casi le valió su puesto como Representante de Costa Rica ante las Naciones Unidas, hasta la elección del país como Miembro No Permanente del Consejo de Seguridad. Desde su lucha “a escondidas” para que doña Elizabeth Odio fuera electa jueza de la Corte Penal Internacional, hasta el traslado de la Embajada de Costa Rica de Jerusalén a Tel Aviv, y el reconocimiento del Estado Palestino. Desde su gira por África en dos semanas, hasta el establecimiento de relaciones diplomáticas con China y el reestablecimiento de relaciones con Cuba.
Cada párrafo de esta obra es una cátedra, tanto para los que saben de relaciones internacionales, como para los que aspiran a saber del tema. Aquí yace, quizás, uno de sus aportes más valiosos: la humanización de la política.
Detrás de las decisiones más trascendentales para la supervivencia de la especie humana, lo que hay son personas comunes. Seres humanos con derecho a reír y a llorar, con sueños y desvelos, y con intereses por qué luchar como cualquier otro ciudadano. Muchos son los prejuicios que Bruno destruye con su elocuencia. Un Canciller de la República no tiene que ostentar poderío ni riqueza para defender y representar dignamente a su nación. Pero más importante aún es la desmitificación de una serie de creencias que se habían apoderado de nuestra política exterior. No es cierto que un país como Costa Rica no pueda tener una voz coherente y poderosa en el concierto de las naciones. No es cierto que los fuertes siempre ganan o que estamos destinados, como nación, al conformismo. No es cierto que sólo las potencias mundiales puedan aspirar a tener un Marco Polo o un Henry Kissinger, pues en Bruno tuvimos ambos.
Con Bruno recorrí el mundo pregonando las verdades más intensas de nuestro credo histórico, y hemos recibido la recompensa de una humanidad que entiende que Costa Rica es algo más que un pedazo de suelo en el centro de América: es una idea, es un sueño, es la quimera de una segunda oportunidad sobre la Tierra; una oportunidad para que los seres humanos destierren los fantasmas del odio y de la guerra, para que escojan la vida por sobre cualquier amenaza, y se atrevan, finalmente, a construir la felicidad.
La historia de los pueblos se escribe con líneas de muchos tinteros. Unos luchan un poco, otros luchan aún más, y si cada quien asume su tarea, hay un capítulo adicional en el libro del tiempo. Al igual que ocurría con las épicas narraciones de la Grecia ancestral, las obras verdaderamente importantes son el fruto colectivo de las ideas de muchísimos autores. Sin duda alguna, Bruno Stagno ya ha escrito sus páginas en el libro del tiempo de la historia de Costa Rica.
Oscar Wilde, uno de los más grandes escritores conocidos, escribió en el prólogo a su libro “El retrato de Dorian Gray” que “No hay libros morales ni libros inmorales. Los libros o están bien escritos, o están mal escritos. Esto es todo”. Éste es unos de esos libros bien escritos que valen la pena leer.
*Expresidente de la República