La crisis en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) por la cancelación de cirugías en hospitales públicos es una problemática que se ha convertido en una constante.
Durante enero de 2024 se suspendieron 1.093 procedimientos quirúrgicos, lo que representa un 9,8% de los 11.673 programados. Este dato, lejos de ser una excepción, confirma un patrón persistente en el sistema de salud costarricense.
Uno de los factores que explican esta alarmante cifra es la renuncia masiva de médicos especialistas.
En solo un mes, 114 profesionales en áreas clave como Ginecología y Obstetricia, Radiología y Anestesia abandonaron la institución, lo que ha impactado directamente la capacidad operativa de los centros médicos.
Sin embargo, al revisar las estadísticas de años anteriores, se evidencia que el problema va más allá de una coyuntura particular.
En enero de 2023 se cancelaron 1.076 cirugías y en 2022 la cifra ascendió a 1.080, lo que demuestra que las dificultades en la CCSS son estructurales y no circunstanciales.
Para los sindicatos del sector salud esta situación es el reflejo de problemas crónicos de gestión institucional.
Según Deivis Ovares, directivo de la Unión Nacional de Empleados de la Caja (Undeca), la institución no utiliza su capacidad instalada al máximo, lo que provoca un círculo vicioso en el que las listas de espera siguen creciendo y los pacientes ven postergadas sus intervenciones una y otra vez.
Además se han denunciado mecanismos administrativos para “blanquear” las listas de espera, lo que agrava la percepción de desconfianza en la gestión de la entidad.
Otro aspecto preocupante es la disminución en la cantidad de cirugías programadas.
En los últimos dos años la tendencia ha sido a la baja, lo que indica que la crisis se profundiza.
No se trata solo de que se cancelen procedimientos, sino de que la capacidad de respuesta del sistema se reduce progresivamente.
Esto tiene consecuencias directas en la salud de los pacientes, quienes deben esperar meses e incluso años para acceder a una intervención quirúrgica que podría mejorar significativamente su calidad de vida o, en muchos casos, salvarles la vida.
Resolver el problema de las listas de espera debe ser una prioridad para la CCSS y para el país en general.
No se puede permitir que miles de costarricenses sigan padeciendo las consecuencias de un sistema que no está respondiendo a sus necesidades. Es urgente un replanteamiento profundo de la forma en que se gestionan los recursos y los servicios de salud.
Una de las soluciones que debe considerarse con seriedad es la tercerización de ciertos procedimientos y el establecimiento de alianzas público-privadas. El sector privado tiene la capacidad de absorber parte de la demanda insatisfecha y contribuir a reducir las listas de espera.
En lugar de ver esta opción como una amenaza, la CCSS debería considerarla como una alternativa viable para mejorar la atención a los asegurados.
Otros países han implementado con éxito modelos de colaboración entre el sector público y el privado en materia de salud, reduciendo significativamente los tiempos de espera y optimizando los recursos disponibles.
Además es fundamental que la institución implemente estrategias para retener a los médicos especialistas. La fuga de talento es un problema grave que no debe seguir siendo ignorado.
La mejora en las condiciones laborales, la actualización de escalas salariales y la generación de incentivos podrían contribuir a reducir la renuncia de profesionales y garantizar la continuidad en la prestación de servicios médicos de calidad.
El derecho a la salud está consagrado en la Constitución Política de Costa Rica y es deber del Estado garantizar su acceso efectivo.
Sin embargo, las cifras actuales revelan que el sistema de salud está fallando en su misión de brindar atención oportuna y de calidad a la población. La crisis en la CCSS no debe seguir siendo abordada con medidas paliativas o discursos vacíos.
Se requiere un compromiso real por parte de las autoridades para implementar soluciones concretas y eficaces.
Los costarricenses no pueden seguir esperando indefinidamente por una cirugía que en muchos casos significa la diferencia entre la vida y la muerte.
La CCSS necesita un cambio estructural urgente, basado en la modernización de su gestión, la optimización de sus recursos y la apertura a nuevas estrategias que le permitan mejorar su capacidad de respuesta.
La salud no puede esperar y los asegurados merecen un sistema que esté a la altura de sus necesidades.