La mejor opción para el caso de la Cooperativa de Ahorro y Crédito de los Servidores Públicos, R.L. (Coopeservidores, R.L.) es formalizar el fideicomiso de cobro lo antes posible, según Carlos Fernández, exgerente del Banco de Costa Rica (BCR).
La razón principal es que el proceso resolutorio finalizaría en junio y parte de las carteras crediticias del “banco bueno” y el “banco malo” que todavía no se logran vender siguen devaluándose.
Fernández señala que el tiempo pasa y le parece extraño que no se forme el fideicomiso, que daría una posibilidad a los más de 5.000 inversionistas que tenían fondos superiores a ¢6 millones.
“El Banco Popular fue muy claro en que no quería la cartera más deteriorada, pero se pudo haber amarrado el fidecomiso. Para mí el resolutor tiene que seguir trabajando muy fuerte para conformar el fideicomiso de cobro”, explicó.
Además afirma que encontrar quién compre esas carteras crediticias fuera de un fideicomiso, a pocos meses de junio, requiere análisis y podría complicarse.
“Es muy importante que quien apertura ese fideicomiso tenga la cobertura nacional para cobrar las deudas en todos los puntos de la entidad financiera. Tiene que ser alguien que le ponga candela a la recuperación de esa cartera de crédito, que para mí es el camino que sigue”, agregó.
Cobro de cartera morosa
El exjerarca del BCR señala que cuando se intervino Coopeservidores lo ideal era mantener los puntos de cobro en gran parte del país y que el personal intentara recuperar las deudas para evitar que la cartera se deteriorara, tal como sucedió.
“La Sugef cuando hace un proceso de intervención no tiene los recursos humanos, operativos y tecnológicos para ejercer el cobro. Muchos de los gastos operativos que se redujeron, perfectamente pudieron haber servido para el cobro de la cartera, como dejar oficinas abiertas y más personal en gestión de cobro”, explicó.
Por esto indica que debió existir un plan estratégico diferente para que la cooperativa “no muriera” y que no hubiera un deterioro de la cartera.
El peor escenario
De acuerdo con Fernández, en caso de que no se logre vender estas carteras morosas y no se conforme el fideicomiso, lo peor que podría pasar es llegar a un proceso concursal en los tribunales.
“El peor camino desde mi experiencia es el proceso concursal, cuando se llega ahí estamos hablando de años. Todo lo que se recibe por recuperaciones se queda estancado en los tribunales, todo el efectivo se queda varado y no se distribuye nada hasta que haya una resolución”, agregó. Además el costo procesal significa un gasto importante, lo que hace prever un mal escenario. “El peor camino donde uno dice ‘se perdió todo’ es el proceso concursal”, acotó.
Un criterio similar tiene Sergio Artavia, experto en juicios civiles y concursales, quien asegura que si el caso llega a los tribunales, una vez cumplido el plazo de un año del proceso resolutorio, poco se podrá hacer. “Cuando ya entra en fase de liquidación, que se sigue la ley concursal, ahí el trámite es como cualquier otra sociedad o empresa mercantil. Históricamente nunca se ha recuperado más de un 5% del pasivo”, advirtió.
Esto quiere decir que las posibilidades de recuperación de lo que no se pudo rescatar o lo que se pudo liquidar en sede administrativa son realmente bajas, de acuerdo con su experiencia.
“Yo estimaría que es un proceso que puede durar tres o cuatro años con una posibilidad superbaja de recuperación porque los activos que tienen son muy pocos y de lo que quedó remanente de la cartera mala nadie sabe cuánto se podrá vender”, indicó.

Carlos Fernández
Exgerente del BCR
“Para mí el resolutor tiene que seguir trabajando muy fuerte para conformar el fideicomiso de cobro”.

Sergio Artavia
Experto en juicios civiles
“Yo estimaría que es un proceso (concursal), puede durar tres o cuatro años con posibilidad superbaja de recuperación”.