La llegada de las lluvias podría provocar que las emergencias con abejas se incrementen debido a que, con las precipitaciones, estos insectos se desplazan en busca de lugares más secos.
Al moverse en un enjambre, las abejas tienden a asumir comportamientos muy defensivos, lo que provoca que la presencia de personas las torne más agresivas, como ocurrió recientemente en el parque de Turrialba, donde varias personas resultaron afectadas.
Johan Van Veen, académico e investigador del Centro de Investigaciones Apícolas Tropicales de la Universidad Nacional (UNA), confirmó a DIARIO EXTRA que las lluvias provocan estos movimientos de los enjambres, pero matiza que los ataques resultan poco comunes.
“Es atípico en el sentido de que normalmente durante los meses de mayor floración es cuando las abejas se reproducen, y lo hacen mediante los enjambres, pero normalmente no son enjambres defensivos, es decir, no pican a las personas; pero esta época, en que se intensifican las lluvias, provoca que huyan o salgan de emergencia”, acotó el experto.
Cuando ocurren estos casos, las abejas se pueden volver muy irritables, lo que pone en riesgo a las personas que están cerca, que se podrían ver expuestas a picaduras.
“Si salen de una altura relativamente baja, de un árbol o sus ramas, si hay personas cerca, las abejas se sienten amenazadas y responden de la única manera que conocen, picando a lo que está cerca, ya sean animales o personas”, agregó.
RECOMENDACIONES
Cuando ocurren estos ataques inesperados de enjambres, la población no sabe cómo reaccionar, por lo cual la emergencia puede ser más grave todavía.
Correr lo más rápido posible y meterse en un espacio cerrado es la principal recomendación que destaca el experto, porque en la mayoría de los casos lo que hacen las personas es reaccionar de una forma que solo las expone a recibir los ataques de estos insectos.
“El problema es que la gente generalmente, cuando quiere quitarse las abejas, se queda en el lugar y con las manos trata de quitárselas y las golpea, eso hace la abeja se enoje más y la persona es más visible para ellas”, agregó Van Veen.
Ya sean 100, 200 o 300 metros, resulta vital correr para alejarse cuanto sea posible de la zona en que ataca el enjambre, pero sin agitar los brazos, pues esto les permite ver a un objetivo con más claridad.
Tampoco sirve de nada tirarse al suelo, ya que, si una persona ha sido picada, aunque sea una vez, el veneno tiene un olor específico que alerta a las demás abejas y estas tienden a atacar en grupos.
“Si una persona ya recibió uno o más piquetes y se tira al suelo, ya huele a veneno, por decirlo así, entonces más abejas van a tratar de picar, por eso no hay que pensar mucho y correr”, subrayó el experto.
Otra de las recomendaciones es que, si las personas ven un enjambre no deben acercarse, sino ubicarse entre 15 a 20 metros de distancia, para evitar que las abejas se pongan a la defensiva o se irriten.
DESPLAZAMIENTO
Cuando estos insectos se mueven por las lluvias pueden desplazarse hasta por varios kilómetros, pero lo más normal es que recorran una distancia menor a 500 metros si encuentran lugares ideales para ubicarse.
Por lo general, se instalan en casas o edificios, e incluso en alcantarillas, donde se refugian de las lluvias y se mantienen alejadas de las personas.
“Las abejas no saben exactamente dónde van en estos casos, salen del lugar por la lluvia, se agrupan y desde ahí algunas van a buscar un sitio, generalmente protegido de la lluvia”, explicó.
AFECTACIONES
Las afectaciones que una persona tenga por un ataque de abejas son muy variables, ya que el daño depende de la cantidad de piquetes o incluso si tiene algún tipo de alergia.
Sin embargo, son muy pocos los casos en que se producen efectos graves por un ataque o incluso muertes, ya que los casos que terminan en hospitales son personas muy sensibles que reciben entre 50 o más piquetes, de acuerdo con el experto.
“Sí hay personas que son muy alérgicas, pero eso es más o menos una de 10.000 personas, ahí sí puede provocar la muerte, pero para que un solo piquete provoque una muerte, tiene que ser en un caso aislado. Por eso, en Costa Rica dicen que mueren más personas por toros en los festejos que por piquetes de abejas”, sentenció Van Veen.
POCOS CASOS
Incidentes como el que trascendió en Turrialba, donde las abejas atacan ya sea por un comportamiento defensivo o porque están irritables, resultan escasos, de acuerdo con el experto.
“Por ejemplo, yo vi estadísticas de que los Bomberos salen alrededor de 20.000 veces al año para remover enjambres, tomando en cuenta este número tan alto de enjambres que son molestia, pues uno pensaría que son pocos los casos de ataques”, calculó.
También destacó que no hay evidencia de que las abejas se estén desplazando más a las zonas urbanas, sino que son oportunistas y buscan cualquier lugar para albergarse, ya sea en la naturaleza o cerca de la ciudad, pues podrían utilizar infraestructuras humanas, por lo cual son capaces de asentarse en pueblos o ciudades.
Tampoco el cambio climático estaría causando variaciones en su comportamiento, ya que ellas se pueden adaptar a sitios fríos o calientes.
“No tenemos una relación directa establecida entre el cambio climático y este comportamiento de los enjambres, la abeja por naturaleza siempre ha formado enjambres, y es que la abeja se adapta muy bien a diferentes climas”, agregó.
TURRIALBA
Tras la emergencia con el enjambre de abejas en el parque de Turrialba, dos personas fueron trasladadas en condición roja al hospital William Allen tras recibir múltiples picaduras. Un total de 10 personas resultaron afectadas por aguijones de abeja tras la emergencia, incluyendo personal del Cuerpo de Bomberos, de acuerdo con la Cruz Roja Costarricense.
El experto recordó a la población la importancia de no atacar a dichas criaturas, porque básicamente todos los alimentos que consume la población mundial dependen de la polinización que estas realizan.
“En la naturaleza, la gran mayoría de las plantas que producen flores son polinizadas por las abejas, en otras palabras, sin abejas se acabaría la vida en el planeta”, advirtió el investigador de la UNA.