Las luces de alerta volvieron a encenderse ayer por la tarde luego que los vecinos de Pacayas y Oreamuno de Cartago reportaran caída de ceniza en medio de una oscura nube que cubría ambas comunidades.
Expertos de la Red Sismológica Nacional (RSN) viajaron de inmediato al cráter del Volcán Turrialba, pues el pasado 21 de mayo se produjo la última erupción freática y eso los mantenía en alerta.
Tras casi tres horas de inspección en el coloso, los vulcanólogos explicaron que la de ayer no fue una erupción, si no actividad producida por las fuertes lluvias.
“Detectamos la caída de ceniza no juvenil, de color gris. Creemos que por el colapso de una de las paredes del Boquete 2010 el material fue expulsado, por eso no se reportó en tantos lugares como la última vez. Se descarta una erupción”, explicó Gino González, vulcanólogo de la RSN.
El especialista indicó que posiblemente esto siga sucediendo, debido a que las condiciones del tiempo en la zona son de lluvia y eso favorece a que el agua se estanque y se lleve las paredes al fondo de los boquetes.
CENIZA VIEJA
Lo que sucedió fue que bloques de ceniza vieja asentada en el cráter cayó en el boquete y la fuerza de la desgasificación lanzó hacia arriba este material que posteriormente por el viento cayó en las comunidades brumosas.
Pese que los conocedores lo ven como algo normal, instan a la población de las comunidades cercanas a las faldas del monstruo turrialbeño, a que sigan reportando cualquier anomalía para estar prevenidos ante cualquier eventualidad.
El comité local de emergencias indicó que en Turrialba no hubo afectación y los ganaderos y agricultores trabajaron con normalidad y ven la actividad como normal.
YA SE ESPERABA
Tal como lo publicó DIARIO EXTRA la semana pasada, se esperaba que se produjeran cambios en el coloso una vez que entrara la época lluviosa por la erosión de las paredes de hasta 40 metros.
González explicó que el viento ahora está cambiando de dirección al noreste y eso provoca que la pluma y los residuos volcánicos tiendan a viajar hacia Guápiles.
En cuanto a la temperaturas de los gases, los expertos aseguran que se mantienen entre lo normal, pese a que siguen siendo altas pues no bajan de los 700 grados centígrados.
POÁS CRECIÓ UN KILÓMETRO
Por su parte el volcán Poás está que arde desde el fin de semana, pues los poblados más cercanos reportaron que del cráter se veía salir una nube de gas muy densa que llamó la atención de propios y extraños.
La fumarola fue vista desde Poás, Alajuela, Zarcero, Heredia, San Carlos, Desamparados y Zurquí.
El Observatorio Vulcanológico y Sismológica de Costa Rica hizo una labor de campo en este macizo y confirmó que la pluma se elevó hasta una altura aproximada de 1 kilómetro desde el fondo del cráter activo.
Además en un informe aseguraron que las fumarolas presentan temperaturas entre los 450 y 575°C.
Ambos volcanes están en la lista de los tres más activos del país.