Aquellas personas que conocen a doña Deyanira Benavides saben que ella tiene más de 40 de ser catequista, lectora de la eucaristía y además ayudar en uno que otro menester de la Iglesia y es que no es para menos pues ella asegura que hace todo como agradecimiento a La Negrita quien la sanó de un cáncer de seno.
Esta vecina de los Ángeles de Grecia no se cansa de agradecerle a Dios y a la Patrona de Costa Rica por tenerla con vida y haberla ayudado a superar esta enfermedad que a diario se lleva a cientos de personas al otro mundo.
FUE UN MOMENTO DIFÍCIL
A pesar de que ella venía teniendo unos problemas en sus manos porque se le hacían unas bolitas y le debían sacar un líquido de ellas, el golpe de enterarse que padecía cáncer fue demasiado fuerte, en especial porque según lo que le explicó el doctor estaba muy avanzado.
Tomé la decisión de hacerme la mamografía antes porque sentía muy extraño el brazo, por él subían unos calores insoportables, la situación era tan grave que al otro día de darme la noticia me operaron.
“Yo tenía unos problemas en las manos, se me hacían unas bolsitas de un líquido; yo iba donde el médico y me lo sacaba pero hubo un momento que me sustrajo una pelotita y gracias a Dios fue benigna. Igual yo estaba siempre en control de las mamografías y los ultrasonidos porque sabía que había ciertos problemitas y que tenía que estar pendientes de ellos, sin embargo fue muy duro enterarme que tenía cáncer.
Pero la cosa no quedó hasta ahí, al ir a recoger los resultados de la biopsia me dijeron que además esta enfermedad me había invadido el hígado y los pulmones\”.
Benavides indicó “no se imagina lo que fue mi esposo, casi se desmaya ahí, es como un alto voltaje que entra a su cuerpo y sale, pero una reacciona inmediatamente por la fe en el Señor y la Virgen. Pensé que con llorar, gritar y hacer cosas no iba a servir de nada, el Señor me va a ayudar a través de su Madre Santísima, la Virgencita de los Ángeles. Me valí de ella, que interviniera por mi salud; yo sabía que era muy grave lo que tenía,, vinimos aquí al templo y empezamos a orar ante el Santísimo y La Negrita”.