En Costa Rica la salud es un derecho consagrado, pero la realidad actual de más de 1,1 millones de pacientes en listas de espera para recibir atención médica en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) nos enfrenta a una paradoja dolorosa.
Así lo confirmó la coordinadora de la Unidad Técnica de Listas de Espera de la institución, Verónica Quesada, en su reciente comparecencia ante la Comisión Especial Investigadora de la CCSS. Aunque desde su departamento se han realizado esfuerzos para reducir estos números, el impacto ha sido limitado.
Los datos son contundentes, 1.198.013 personas aguardan por un procedimiento médico, 329.141 una consulta externa y 680.000 diagnósticos.
En el área de cirugías, se registró un incremento de 9.000 procedimientos pendientes desde 2023, mientras que en mamografías la suma alcanza 36.212, pese a las promesas gubernamentales de reducción rápida.
Aun cuando se ha logrado disminuir el tiempo de espera a 108 días, esto sigue siendo insuficiente frente a la urgencia de quienes necesitan atención.
Abordar este problema requiere una mirada integral y un esfuerzo coordinado, en primer lugar, la prevención es la clave.
Aunque las enfermedades en ocasiones surgen de manera inesperada, fomentar buenos hábitos, como la práctica regular de ejercicio y una alimentación balanceada pueden reducir significativamente la demanda sobre los servicios médicos.
La tercerización de servicios y los modelos de concesión se presentan como alternativas viables para apoyar al Estado.
La educación en esta materia debe fortalecerse desde las escuelas y los espacios comunitarios, generando una cultura de autocuidado que alivie la presión sobre el sistema de salud, sin embargo, la prevención por sí sola no resolverá el grave atraso que enfrentan los pacientes hoy.
Es urgente optimizar los recursos disponibles. En este sentido, la tercerización de servicios y los modelos de concesión se presentan como alternativas viables.
Enfrentamos una crisis que amerita pensar fuera de los esquemas tradicionales, ¿por qué no dar oportunidad al sector privado para colaborar en la solución?
Las alianzas público privadas podrían ser una vía para ampliar la capacidad de respuesta de la CCSS, reduciendo los tiempos de espera y ofreciendo atención oportuna a miles de costarricenses.
No se trata de privatizarla, sino de entender que ante una situación crítica, la sinergia entre ambas puede ser la llave para destrabar el sistema.
El Estado debe mantener la rectoría y la regulación, pero permitir que el sector privado apoye en áreas donde claramente existen cuellos de botella, entre ellas las cirugías, los diagnósticos especializados y los procedimientos de alta demanda como las mamografías.
Finalmente, debemos recordar que detrás de cada número en las estadísticas hay una persona que sufre, una familia que espera, una vida que se pone en pausa.
No podemos conformarnos con la inercia burocrática cuando la salud y la dignidad de nuestros ciudadanos están en juego.
Resolver las listas de espera no solo es una necesidad urgente, es un imperativo moral que requiere el compromiso de todos los actores sociales, políticos y económicos del país.