El juicio por el triple homicidio de Luis Alberto Ramos Badilla de 34 años, alias “Pichiri”; César Steven Beita Muñoz de 23 años, alias “Piñón”, y Carlos Alberto González Santamaría de 39 años, alias “Gato”, dio inicio en el Tribunal Penal de Desamparados.
El hecho ocurrió cuando celebraban el cumpleaños de la madre de Ramos.
La causa se tramita en el expediente 15-016450-042-PE y se acusa a un hombre de apellidos Badilla Herra. Además de los homicidios, se le señala por una tentativa de homicidio en perjuicio de un herido de apellidos Rojas Araya y, por último, un delito de robo agravado, según la acusación leída por el fiscal Lennis Astúa.
El Tribunal lo integran el juez Willy Escalante Quirós, y los cojueces Luis Alberto Venegas Marín y Esteban Amador Garita.
DESCRIPCIÓN DE HECHOS
El 2 de agosto del 2015, sin precisar fecha, el acusado y un menor de edad idearon un plan para darle muerte a Ramos Badilla, el cual consistía en visitarlo a su casa y mediante la utilización de armas de fuego darle muerte.
La vivienda operaba como búnker, y allí estaba la víctima acompañada de “Piñón”, “Gato” y un joven de apellidos Rojas Araya.
El Ministerio Público señala que una vez en dicho lugar, el acusado sacó de un arma de fuego, mientras que el menor sacó dos, y juntos encañonaron a Beita, González y Rojas.
“Ustedes saben que venimos por Pichiri, agachen las cabezas, hagan silencio, no hagan bulla”, contó el fiscal sobre el relato que emitieron los testigos. Además, les arrebataron sus celulares.
Luego, el imputado le ordenó a Beita que los acompañara a la casa de “Pichiri” y le indicaron que dijera que abriera la puerta. Beita se trasladó hasta la casa en compañía de Badilla y el menor.
“Una vez que los encartados se encontraban en el sitio, el ofendido César Beita Muñoz, conforme a lo exigido, procedió a pedir que le abrieran la puerta. Cuando la puerta de la vivienda del agraviado Ramos Badilla fue abierta, los endilgados procedieron a ingresar a dicho inmueble y de inmediato con plena intención homicida y total desprecio por la vida humana, el acusado Badilla Herra junto con el menor infractor, procedieron a disparar con las armas de fuego que contaban, contra la humanidad del agraviado Ramos Badilla”.
Además, las autoridades señalaron que la víctima recibió al menos 15 impactos de bala, lo que le produjo la muerte inmediata.
SIN TESTIGOS
Con la finalidad de no dejar testigos, el imputado y su joven compañero también asesinaron a Beita, al que dispararon en el brazo derecho y la cabeza.
De acuerdo con la lectura de la fiscal, aún con vida, la segunda víctima fue trasladada al Hospital San Juan de Dios, donde después de 5 minutos de su ingreso, Beita falleció.
“Seguidamente el encartado Badilla Herra y el menor infractor, teniendo conocimiento de que en el búnker había quedado el otro agraviado, Carlos Alberto González Santamaría y Josué Rojas Araya, bajo común acuerdo se dirigieron hacia dicho sitio. Una vez en el lugar con la finalidad de que no quedaran testigos, la manera en la cual irrumpieron en el sitio y dieron muerte a los agraviados y así lograr la impunidad en estos delitos, procedieron a dar muerte al ofendido, Carlos Alberto González Santamaría, el cual se encontraba sentado en un sillón”, detalló la fiscal Astúa.
En este ataque abrieron fuego en al menos una ocasión, logrando impactar a González en espalda y cabeza, causándole la muerte de manera inmediata.
En cuanto a Rojas Araya, se ocultó debajo de una cama y se salvó así de los asesinos. Tras acabar con sus objetivos, los gatilleros se adueñaron de las pertenencias de aquellos.
Por otra parte, Roberto Ramos Madrigal fue citado como testigo y contó que era amigo de Luis. Recordó que se encontraba en el cuarto de Luis cerca de las 11:30 p.m. pues ese día celebraron el cumpleaños de la mamá del ahora fallecido.
El testigo indicó que el occiso tenía colocadas cámaras de vigilancia para su propia seguridad, una de ellas estaba en las afueras de la vivienda y la otra en el portón.
“No vi nada, porque ellos venían con gorra y una sueta. En el momento que yo abrí el portón, lo único que vi fue que ellos entraron. Yo lo único que hago es apartarme hacia un lado del portón, (…), yo me fui para afuera porque los vi como muy sospechosos. En el momento que ellos se metieron, vi que sacaron un arma”, expresó.
Por su parte agregó que en ese instante se dijo: “Aquí es mejor, aquí corrió, que aquí murió”.
También narró que él construyó el búnker donde tenían una mesa y sillones en los que se sentaban a consumir y ver televisión con cable.
Por su parte, este también tenía un camarote que él testigo construyó que se encontraba en un cuarto, cuya cortina era lo único que impedía ver hacia afuera.