Marcos Mora, un hombre de 52 años y vecino de Matina, Limón, vive sus días con un enorme linfedema que lo mantiene “esclavo de su cuarto” como él lo relata.
Pero, esta situación no solo lo afecta físicamente, sino también emocionalmente.

Además, sus padres -adultos mayores- y quienes son su principal red de apoyo, también son afectados.
A pesar de esto, no reciben ayuda de profesionales en psicología, ya que no cuentan con los medios económicos, y su atención médica no incluye terapia psicológica.
Al consultarles: “A nivel emocional, ¿cómo se han visto afectados?”, los 3 respondieron de la siguiente manera.
Marcos Mora (hijo): “Uno se deprime mucho, uno necesita ayuda. Escuchar música y ver Facebook, es el único entretenimiento que tengo para disminuir, digamos la ansiedad, no deprimirme tanto, es lo único (…) Aquí transcurre mi vida y no se lo deseo a nadie”.

Ruth González: “Ah, mucho porque el por gritos se comunica. A veces yo estoy adentro lavando trastes, cocinando y “mamá, mamá, mamá” y ya sus gritos me estresan, entonces yo corro a ver qué es lo que él quiere, porque a veces este señor (su esposo) no está o anda en Batán haciendo mandados (…) Duro, duro en todo sentido”.

Marcos Mora (papá): “Mal, porque a uno no le gusta verlo así, uno le gusta verlo andando por todos los lados, ojalá. Incluso yo le tenía un carro y él tuvo que venderlo porque esa pelota no lo deja manejar (…) Pero diay, si él pudiera andar ahí como nosotros sería una felicidad”.

Al respecto, la psiquiatra Ángela Jacobo recalca que es importante que Marcos reciba atención por parte del estado lo más rápido posible.
Según Jacobo, al enfrentar este panorama, puede desarrollar depresión, ansiedad, episodios de agresividad, baja autoestima o alteraciones de la conducta alimentaria, ya que su movilidad, aparte de ser muy limitada, depende mucho de otras personas para hacer cosas muy cotidianas.
“Yo creo que sí debería ser una ayuda inmediata de parte del estado, ya que puede tener muchísimas causas. Obviamente, la persona debe mejorar la percepción sobre la calidad de vida, entonces muchas veces se trabaja con terapia cognitiva conductual”, explicó.
¿Cómo sería este proceso de terapia?
Identificación de problemas o trastornos
- Se analiza la situación problemática que afecta la vida del paciente.
- Se identifican patrones de conducta, emociones y pensamientos que contribuyen al malestar.
Observación de pensamientos, emociones y creencias
- Se presta atención a cómo el paciente interpreta sus problemas.
- Se registran pensamientos automáticos y respuestas emocionales frente a distintas situaciones.
Identificación de pensamientos negativos o inexactos
- Se detectan creencias distorsionadas o poco realistas.
- Se analizan patrones de pensamiento que generan ansiedad, estrés o depresión.
Reestructuración cognitiva
- Se cuestionan y reformulan los pensamientos negativos.
- Se trabaja en cambiar la mentalidad para desarrollar una visión más equilibrada y realista.
Reducción de ansiedad, estrés y frustración
- Se enseñan estrategias para gestionar emociones y mejorar la resiliencia.
“Yo creo que es algo muy importante que Costa Rica debería enfocarse un poco más, y sobre todo el Seguro Social, en ayudar a estas personas a darles una ayuda idónea, porque sí, esa carencia se ve en los hospitales. Solo atienden las emergencias, pero no se ve que hay un departamento con personal, médicos, enfermeras, especializados en esa área propiamente”, agregó la psiquiatra.
