El cierre de este basurero es la crónica de una muerte anunciada, solo están gastando los últimos cartuchos de la prórroga que les dio el Ministerio de Salud para darlo por clausurado de manera definitiva.
Cuando a ciertas personas les dan una mala noticia se echan a morir y creen que todo está perdido, por eso es digno de admirar la actitud tomada por un grupo de 14 liberianos que se dedican a recoger los desechos en el botadero local. Al estar cerca el cierre de éste buscaron alternativas y decidieron crear la Asociación de Recicladores de Liberia (Areli) la cual visitará casa por casa para recolectar materiales y de ahí obtener el sustento.
Sin embargo, la idea no queda hasta ahí pues la Municipalidad está buscando que los desechos, que no son reutilizables, sean usados por Coopeguanacaste para generar energía y llevarla hasta los cantones de la pampa.
Renán Zamora, coordinador de Desarrollo y Control Urbano, conversó con el periódico de más venta en Costa Rica y dijo “de parte de la administración de la Municipalidad se hará una alianza con Coopeguanacaste para entrar a producir electricidad a partir de residuos sólidos mediante una planta que será instalada en la zona, eso podría generar del todo el cierre del botadero de esta cooperativa”. Es cierto que muchos de ellos han pasado toda su vida aquí, gracias a esto se han podido hacer de casa, darle estudio a sus hijos, pero también hay que poner en la balanza todos los peligros que conllevan (como ejemplo) el quedar enterrados por un montículo de basura, punzarse con agujas de las cuales se desconoce su procedencia, estar cerca de roedores y en el mejor de los casos que les dé diarrea o alguna otra enfermedad que no sea tan difícil de curar. Aitor Llodio, director Ejecutivo de Aliarse, conversó con DIARIO EXTRA y afirmó “nosotros en la Fundación nos sentimos muy orgullosos del avance que ha tenido este grupo de personas que tomaron la decisión de salirse de los basureros porque se dieron cuenta de que tenían otras oportunidades en la vida”.
CIERRE INMINENTE
El cierre de este basurero es la crónica de una muerte anunciada, solo están gastando los últimos cartuchos de la prórroga que les dio el Ministerio de Salud para darlo por clausurado de manera definitiva.
Por lo general, quienes trabajan en este lugar pueden ganarse entre ¢4 mil y ¢6 mil cuando les va mal, pero a veces más bien salen premiados y es como si se adelantara la Navidad. Pero no todo es color de rosa pues en este lugar también se dan luchas de territorio donde los que tienen más tiempo pelean por su lugar y entre ellos dicen que los camiones que vienen (de ciertos sitios) en particular los lunes y martes son los mejores días. Lo que muchos se preguntan es qué pasará con los buzos que todavía van hasta el basurero a ver cuál reliquia se encuentran. Algunos siguen defendiendo el territorio y aquellos camiones de basura que vienen de ciertos hoteles de la zona pues han llegado a encontrarse joyas, cámaras, celulares, ropa casi nueva (en ciertos casos hasta nueva).