En 2012 se promulgó, bajo el expediente N.º 9028, la “Ley General de Control del Tabaco y sus efectos nocivos en la salud”, un proyecto que pretende establecer y regular el consumo de tabaco para mitigar sus efectos ambientales, sanitarios y sociales en la población costarricense.
Su debate suscitó diversos criterios médicos y económicos de personas que cuestionaban realmente si el contenido de imágenes informativas en una cajetilla de tabacos o prohibir la venta de cigarrillos “sueltos” iban a convencer a los fumadores de dejar el vicio.
Aunque ya desde 1995 se dieron los primeros pasos en regular el consumo de cigarrillos al prohibirlo en centros de salud y entidades educativas, la Ley 9028 fue la que, por su contenido más sustancial, puso las primeras trabas a las tabacaleras en beneficio de la salud de los ticos.
Doce años después de la implementación de dicha norma, miles de costarricenses siguen consumiendo activamente el producto y, aunque fumar es una “maña” que no se ha quitado del todo entre la población, lo cierto es que poner fotos de pulmones negros, úlceras en la boca y fetos muertos, entre otras acciones que impuso la Ley, sí logró un cambio positivo en el país.
86.000 FUMADORES MENOS
Según la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas de 2010, elaborada por el Instituto sobre Alcoholismo y Farmacodependencia (IAFA), cerca de 434.000 personas eran fumadoras activas, cifra que para 2022 llegó a las 348.000, conforme el análisis de Costa Rica hecho por la Encuesta Mundial de Tabaco.
Asimismo, la baja del fumado en la última década se refleja en la disminución en los registros de cáncer de pulmón, ya que, de acuerdo con datos del Ministerio de Salud, los casos reportados de este padecimiento fueron 229 en 2012, 228 en 2016, 226 en 2020 y los últimos datos corresponden a 2022 cuando apenas hubo 164 casos.
No obstante, aunque exista una merma en el número de fumadores y en el índice de cáncer, la Red Nacional Antitabaco (Renata) indica que todavía hace falta endurecer las políticas para tener mejores cifras.
“El balance general es positivo. Sin embargo, únicamente es positivo cuando se compara con lo que podría haber sido el país sin una reglamentación en este tema. Esto debido a que aún existen retos importantes para poder llevar a Costa Rica a ser verdaderamente un país libre de los productos de tabaco y sus derivados.
Dentro de los principales retos están las aplicaciones de políticas basadas en evidencia que han demostrado ser exitosas en otros países, además de una disminución de la interferencia de la industria tabacalera en las políticas públicas que pretenden proteger a la población”, manifestó Jeancarlo Córdoba, representante de Renata.
VAPEADORES SON AMENAZA
Por otra parte, un elemento que se perfila como “amenaza” ante la lucha por disminuir el éxito de la Ley es la aparición de los dispositivos electrónicos para el consumo de nicotina, conocidos como vaporizadores o vapeadores.
La migración de consumo desde los cigarrillos hasta los vaporizadores ha sido un evento calcado a nivel mundial. Los datos de la Encuesta Global de Tabaquismo en Adultos (GATS, por sus siglas en inglés) revelan que el fumado sigue en franca disminución, desplazado por el vapeo.
“En dicha encuesta se determinó que en el país 453.500 personas utilizan productos de tabaco, asimismo, el uso de estos productos pasó de nueve personas de cada 100 en 2015 a ocho de cada 100 en 2022, siendo el grupo etario de 25 a 44 años el de mayor consumo de cualquier producto de tabaco fumado, lo que equivale al 10,6% de los fumadores encuestados”, informó IAFA.
Esto a pesar de los esfuerzos para la reducción del uso de productos de tabaco, pues el sondeo determinó que existe un aumento en la utilización de cigarrillos electrónicos al pasar del 1,3% en 2015 al 1,6% en 2022.
Ante esto, varias instituciones, entre ellas la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), hicieron un llamado a la población sobre la urgente necesidad para comprender que el vapeo no es una actividad segura y que, por el contrario, está generando cada vez más problemas en la salud en quienes utilizan dispositivos electrónicos para esta práctica.
“De acuerdo con información recopilada por el Área de Estadística en Salud de la Gerencia Médica de la CCSS, para el año 2021 se reportaron en el EDUS 13 personas con ‘trastornos relacionados con el vapeo’, 78 durante 2022 y durante 2023 se reportaron 1.456 personas con algún trastorno asociado a esta práctica”, señaló la Caja.
¿EN QUÉ FALLA LA LEY?
Según Renata, el país debería endurecer las políticas aplicadas en dicha legislación, como por ejemplo subir el impuesto a los cigarrillos o aplicar el empaquetado neutro, así como una mejor fiscalización por parte del máximo ente rector de la Salud en Costa Rica.
Ya que es común en San José centro y en varios puntos del país ver personas fumando en parques, vendedores comerciando cigarros sueltos o incluso bares capitalinos en la California, Escalante o la Amargura que permiten a los jóvenes vapear dentro de los establecimientos.
“Definitivamente hace falta endurecer más las políticas de control de tabaco. Hace más de un año está pendiente el reglamento de la Ley 10066 y es necesario avanzar con otras estrategias, como el empaquetado neutro cuyo proyecto de ley deben aprobar los diputados en esta Administración.
Además de endurecer las políticas de control de tabaco, lo importante es el control fiscal que hace el Ministerio de Salud. Esto ha estado muy débil. Usted ve por todos lados que publicitan productos de tabaco, lo cual es prohibido”, externó a DIARIO EXTRA Nydia Amador, presidenta de Renata.
Con relación a los vaporizadores, para frenar la popularidad que han logrado desde 2020 se ha promulgado una serie de reformas a la Ley Nacional Antitabaco que han permitido regular la utilización de estos productos.
No obstante, para la ministra de Salud, Mary Munive, la legislación actual para combatir los vaporizadores no es lo suficientemente robusta como su “prima”, que regula el consumo de tabaco.
“Tienen una Ley propia (los vaporizadores), pero es una Ley que no tiene tal vez los dientes tan robustos como los tiene la Ley Antitabaco. Se está generando un proyecto de Ley para poder generar estas mejoras, porque hay muchos vacíos”, señaló la jerarca al Periódico del Pueblo.
Para Munive, el principal fallo que contiene esta legislación es en la parte de empaquetado visual, ya que la mayoría de los dispositivos continúan teniendo diseños llamativos con pocas señales de advertencia para prevenir o controlar su consumo.
“La parte del mensaje visual, la publicidad y también la parte del registro o no de lo que es el líquido interno. Este tipo de colores y que lo hacen de alguna forma muy atractivo para los niños, han sido condicionantes para poder tener desafortunadamente a una población que es cada vez más joven y con contenidos de sustancias que no son ni siquiera permitidas, pero al no haber regulación que lo impida, desafortunadamente se ha tenido esto a la libre”, lamentó.
OBJETIVOS DE LA LEY ANTITABACO
Reducir el consumo de productos elaborados con tabaco.
Reducir al mínimo la exposición de las personas a los efectos nocivos del humo de productos elaborados con tabaco.
Disminuir el daño sanitario, social y ambiental originado por el tabaquismo.
Prevenir la iniciación en el tabaquismo, especialmente en la población de niños y adolescentes.
Fomentar la promoción, la educación para la salud, así como la difusión del conocimiento a las generaciones presentes y futuras de los riesgos atribuibles al consumo de productos elaborados con tabaco y por la exposición al humo de tabaco.
Combatir el comercio ilícito de estos productos.
LOGROS DE LA LEY
Hubo una disminución de la prevalencia, de acuerdo con los estudios seriados que hace el IAFA.
La ventaja de tener espacios libres de tabaco sirve ahora con el vapeo, lo cual también lo incluyó la Ley 9028 y se viene reforzado con la Ley 10066.
La prohibición de la publicidad propicia resultados muy buenos en especial para los niños que no ven publicidad de tabaco.
Ha habido una disminución en el cáncer de pulmón.
Ha habido una disminución en comercialización, venta, consumo de tabaco.
Fuente: Red Nacional Antitabaco (Renata)