En esta segunda entrega de la serie “Secuelas del deber” le traemos la historia de Francisco Arrieta Ramírez, un oficial de 53 años que ha desempeñado diferentes puestos dentro de la institución policial durante sus 32 años como uniformado.
Es padre de tres hijos y actualmente tiene 10 meses incapacitado por lesiones relacionadas con su columna vertebral, debido a las funciones que desempeñaba anteriormente.
Sin embargo, al conversar con DIARIO EXTRA relató que hace dos años empezaron todos los problemas que hoy presenta, así como todos los procesos quirúrgicos a los que se ha sometido.
“Cuando inicié tenía puesto de inspector, conocido como cabo en aquel tiempo. También en ocasiones tenía grupos a cargo para patrullar en la montaña porque mi especialidad es zapado y comando de Los Chiles, donde me inicié en 1992”, comentó.
Detalló que inicialmente en el comando de Los Chiles él y 15 oficiales se dedicaban a patrullar la zona fronteriza entre el puesto de Tablillas hasta Boca San Carlos.
Asimismo, explicó que los roles de trabajo en ese momento eran 20 días continuos de guardia por 10 días de descanso.
Debido a las funciones que desempeñaba debía cargar todo el equipo logístico para acampar en el terreno, además de portar armas pesadas, lo que con el paso del tiempo le ha ocasionado múltiples problemas que hoy lo tienen en silla de ruedas.
“Siempre andábamos armas de alto calibre, a mí me tocaba cargar una M-60 (ametralladora). Era muy duro, pero me gustaba y hoy me duele estar aquí donde estoy, pero me gusta portar el informe”, añadió.
LLEGARON LAS LESIONES
Arrieta recuerda que, con el paso del tiempo y en el cumplimiento de sus funciones, tras el inicio del conflicto entre Nicaragua y Costa Rica por Isla Calero, fue enviado en conjunto con la unidad de zapadores y con la Unidad de Intervención Policial (UIP).
“Recuerdo que la primera lesión llegó cuando patrullamos en la zona de la laguna de Aguadulce hasta El Mojón, que es la desembocadura del río San Juan. De igual manera cargábamos con las armas que mencioné.
Era un patrullaje demasiado duro, ahí tuvimos varios altercados. En una ocasión, para no tener un enfrentamiento con el Ejército de Nicaragua, decidimos caminar sobre la laguna Tauro, que son humedales”, relató.
Asimismo, recuerda que en ese evento tan difícil él llevaba el arma de apoyo y al quedar de último a como pudo logró salir de esos humedales, que eran como arenas movedizas. A partir de ese momento empezó a sentir molestias en la columna.
“A pesar de eso seguí adelante con tratamientos, fui a la clínica, pero no quería dejar mi trabajo porque sinceramente, de corazón lo digo, me gusta lo que hago: servir a mi país. Mis padres me enseñaron a ser honesto en todo”, manifestó.
El oficial comenta que su situación de salud se fue complicando poco a poco, sin embargo, el amor por su trabajo no le permitía renunciar.
Los dolores eran cada vez más fuertes al extremo que personal médico empezó a suministrarle morfina para que disminuyeran.
“Me inyectaba morfina para el dolor y me decían que es una contracción muscular. Me dijeron eso por mucho tiempo y me inyectaban, se me calmaba el dolor y yo seguía trabajando”, narró.
CIRUGÍAS CONTINUARÁN
María de los Ángeles Salvar Hernández, esposa de Arrieta, comentó a El Periódico del Pueblo que en 2021 fue sometido a una cirugía por una hernia en la columna, dos meses después volvió a trabajar y en mayo de 2023 llegaron síntomas que no tenía.
“Se le dormían las piernas, los dolores eran incesantes, no podía dormir debido a eso. Íbamos al hospital de manera continua, él lloraba del dolor y tras varios estudios lo volvieron a intervenir, por otra hernia, en julio de 2023”, recordó.
Esta situación no ha sido fácil para Arrieta ni para su familia. Según la mujer, su hijo mayor le brinda ayuda para asistirlo al momento de bañarlo y vestirlo.
Salvar ha tenido que cambiar su trabajo por uno de medio tiempo y así poder apoyar en las cosas de la casa.
Días después de esa cirugía al oficial le empezó una infección en un oído, la cual desembocó en una enfermedad de la columna vertebral.
“El hueso de la columna como que estaba muy poroso, nos dijo el especialista tras realizarle otra resonancia. Procedieron a limpiarle el hueso debido a la infección.
Actualmente está en un proceso para que le operen de nuevo la columna, quitarle esa parte y ponerle no sé si una platina o qué para que eso le ayude a sostener el cuerpo”, explicó la mujer.
El uniformado detalló que la situación económica que enfrenta su familia es complicada y necesita más apoyo del Ministerio de Seguridad Pública.
“Nos hace falta apoyo. Nosotros nos hemos sudado la camiseta, uno se siente un poco triste al ver que nos han dado un poco la espalda. Por lo menos que nos hicieran una llamada, que le preguntaran a uno cómo está o si ocupa algo. Sinceramente duele mucho decirlo, pero es real”, dijo Arrieta apesadumbrado.
Además felicitó al ministro de Seguridad Pública por las medidas que está tomando, sin embargo, manifestó que si este pudiera brindarle una mano en estos momentos se lo agradecería mucho.
Francisco Arrieta Ramírez
Policía incapacitado
“Siempre andábamos armas de alto calibre, a mí me tocaba cargar una M-60 (ametralladora)”.